martes, 14 de diciembre de 2010

MALAS VIDAS

Hay películas, incluso algunas tan sórdidas como Biutiful, que se te aparecen, que se te cruzan en la calle, que están llenas de lugares comunes, de universos compartidos, de las peores vidas que te circundan, te rozan y no siempre logras esquivar. Vidas bajo mínimos de las que crees estar a salvo, de las que sabes que malviven y existen más allá de tu plácida existencia con sueldo fijo y piso en propiedad. Historias intensas a las que has asistido un sábado cómodamente sentado en la butaca de la sala de proyección, y de las que al día siguiente, domingo prenavideño, puedes llegar a sentirte un figurante cuando recorres el centro más histórico de tu ciudad, que se ha convertido en un mercado donde abundan los africanos que venden productos chinos extendidos sobre mantas rudimentariamente preparadas para plegarse sobre si mismas con sólo estirar la cuerda, si hay que echar a correr otra vez más.



Dónde estarán en Valencia los inmundos talleres que alimentan el top manta, las habitaciones inhóspitas en que unos pocos asiáticos tendrán esclavizados a otros asiáticos, almas sumergidas, cuerpos tristes que no figuran en ningún recuento oficial, en ningún padrón, que no cotizan ni se echan en falta cuando se mueren, como en la película de Alejandro González Iñárritu. Esos hombres y mujeres llegados del otro lado del mundo seguro que también estarán expuestos a una muerte dulce por culpa de la mala combustión de una vieja estufa de butano, o a cualquier otra menos dulce. Me pregunto quién será el Bardem de turno de esa película en la que la Barcelona de Biutiful se convierte en Valencia como podría ser Sevilla, Bilbao, Zaragoza o Madrid, el españolito avispado que se busca la vida flotando en la sordidez, haciendo de intermediario entre los asiáticos que fabrican o simplemente ensamblan, y los africanos que venden a salto de mata en un esfuerzo y una pasión inútil por ganarse el derecho a disfrutar de los placeres y ventajas de una sociedad del bienestar que hace aguas, por arañar el dinero con el que seguir alimentando su miseria cotidiana en el hacinamiento de un piso sin cédula de habitabilidad.



Hoy parece un buen día para los vendedores negros de bolsos, relojes, zapatos, jerseys, películas, cedés, colonias…falsos, imitados, copiados, clonados, en casi todo menos en el olor. Se les ve más relajados, aunque no del todo, nunca del todo. Tal vez su particular Bardem, el hombre que exprime y pone en contacto esa conexión fatal entre dos terceros mundos que conviven y se retroalimentan en la cara más oscura de nuestro primer mundo, les ha dicho que hoy no habrá sobresaltos ni carreras, ni redadas salvajes como la de la película. Que también a ellos esta vez, aunque sean subsaharianos y mahometanos, va a alcanzarles el puto espíritu navideño. Se escucha un villancico y suena a chino, todo suena a chino.

viernes, 10 de diciembre de 2010

TRUENO Y CAPITAN

¡Motor, silencio, rodando! LAS AVENTURAS DEL CAPITÁN TRUENO EN YÁTOVA
de José Ramón Garcia Bertolín


Aunque hayas visto cientos de películas, acaso miles, y te creas que algo sabes de cine, asistir en vivo y en caliente a la locura organizada de un rodaje como el de “El Capitán Trueno y el Santo Grial” es otra cosa, una experiencia de la que puede que salgas clamando contra la injusticia y dispuesto a colocarte en la fila central de todas los pasillos de las salas para poner la zancadilla a esa inmensa mayoría de espectadores que se levanta antes de que acaben, o incluso de que empiecen, los créditos. Porque el caos no es tal, sino un puzzle complejo en el que todas las piezas deben encajar, y cada uno de los que se mueven de aquí para allá por el paraje de “La Cueva de las Palomas”, en Chulilla, incluidos los inquietos caballos, tiene un papel y una misión en el engranaje que permite convertir, en once semanas y media, tres historias de tebeo en una historia de película que han hecho posible casi doscientas personas.



Llego a la hora del papeo. Nada de bocadillos. Un arroz dignísimo, salmón y pollo, postres variados, café e infusiones, de los que técnicos, actores, meritorios, figurantes, fotógrafos, juntos y a veces revueltos, dan cuenta en mesas con mantel de hule azul. Un curioso picnic cinematográfico en el que unos van cargados de herramientas y otros ataviados con uniformes de soldado. Me admira el camión de la empresa valenciana “Cuchara de Palo”, convertido en una versátil y eficaz cocina, y me hace pensar que hay gente que sabe buscarse la vida, que tiene buenas ideas y sabe convertirlas en realidad. Si vas a rodar algo, un anuncio, una peli, lo que sea, cuenta con ellos. No se les resecan las pechugas y consiguen hacer pescado jugoso para más de cien.



Después de El Escorial, Lagunas de Ruidera, Castillo de Calatrava, Baños de la Encina, Xeraco y el Pinoso, Chulilla es el último espacio natural de una película de trepidante acción que recupera el gusto por los escenarios naturales. Mañana a rematar la faena en la Ciudad de la Luz, donde el prota, Sergio Peris Mencheta, ya ha rodado y es un lugar que encuentra demasiado desangelado y frío, pero en el aspecto temperatura “La Cueva de las Palomas” no se queda corta, especialmente para Natasha y su alter ego Sigrid, con la imponente raja de su falda, más necesitada que nadie de un poco de abrigo. Al menos tanto como Laura, la otra Sigrid, la especialista que la dobla en las escenas a Caballo con la misma ropa, idéntica raja y la misma cabellera rubia de la chica de esta película tan esperada que se está montando en paralelo a su rodaje. Pau Vergara, guionista, productor, patrón, cuenta que ya se han montado ochenta minutos de la cinta dirigida por Antonio Hernández (Lisboa, En la ciudad sin Límites o Los Borgia) y está más que contento con el resultado



-Queremos que se quede en hora y media. Es una película comercial, para todos los públicos, que va a distribuir Disney



EL ANSIOSO RAMÓN LANGA



Hay gente de Madrid, Barcelona y Valencia, fundamentalmente, pero también se oye algún acento gallego, francés, andaluz…, y Solier, el entrenador para peleas y coreografías de lucha, es uruguayo. Los efectos especiales los pone Benefect y el vestuario encontramos a la histórica empresa Cornejo. Lo caballos aguardan su momento y los especialista van y vienen por el set de localización, donde no están todos los que son porque el campamento central se ha montado a la entrada del pueblo, con su camión de maquillaje y peluquería, su camón de vestuario, las furgonetas de producción, las confortables autocaravanas de los protagonistas e incluso una ambulancia, de obligada presencia cuando se ruedan escenas con especialistas. Esta mañana ha habido susto, cuando Ramón Langa, la voz de Bruce Willis, además de Blasco Ibáñez a las órdenes de Berlanga, que aquí hace de malo, se ha puesto tan malo que pensaban que era un infarto. Al final se trataba de una crisis de ansiedad. Falsa alarma.



Antes de comenzar el rodaje de una escena en la que intervienen también el joven Crispín, interpretado por Adrián Lamana; Morgano, al que encarna el actor valenciano Alejandro Jornet; Natasha Yarovenko, la bella Sigrid ,y como es el último día de campo y cine, ese Goliath al que da vida Manuel Martinez “Manolón”, campeón de España de Lanzamiento de peso, se fotografía alzando el peso de algunas compañeras con las que este deportista de élite convertido en actor (Capitán Trueno es su segunda experiencia) ha compartido esta experiencia intensa. Aparece también por allí el vasco Asier Etxeandia, que es el moro Hassan, y se escuchan conversaciones técnicas mientras se va despejando el camino y organizando todo para el momento en que, después del “Motor,silencio,rodando”, la chica de la claqueta y pantalones caídos diga aquello de “setenta y seis-seis-AB-toma primera”.Cambiando el número de la toma lo dirá una, dos, tres, cuatro, cinco, seis y hasta siete veces, y Manolón, con el parche ya puesto, repetirá su frase de tebeo:“Por el gran batracio verde, qué fácil ha sido”, le contestará Crispín y en esas aparecerá Morgano con un puñal clavado, al que acudirá a socorrer Sigrid. A la séptima el director la dará por buena.



Primero me coloco al lado del carro del sonido, luego junto a Javier Salmones, director de fotografía, al que le corresponde avisar de que cada vez quedan menos minutos de luz natural. También junto a los chicos del making off, Javier y Carlos, para tratar de hacerme una idea de conjunto. Escucho decir a alguien “Tráete al Ratón”, y no tiene nada que ver con ordenadores. Resulta que es un caballo con el que huirá Sigrid, que esta vez es Laura, la amazona especialista, y no la bella ucraniana. Hay que ponerlo en su marca y que no se mueva ni un centímetro. Antes el director Antonio Hernández habrá explicado la escena para que todo el mundo se haga cargo y habrá tranquilizado a Alejandro Jornet sobre la calidad y el resultado de su apuñalamiento fílmico. A Morgano no lo han matado bien y balbucea no se qué de la piedra de Lucifer. ”No te preocupes, que después hay montaje”.



En esta fase final del rodaje en exteriores pasan de cien personas, pero han llegado a ser casi doscientos. El responsable de sonido, Agustín Peinado, insiste en el silencio y el de fotografía pide que no se fume porque se ve el humo en los monitores .El puzzle no encaja si alguna de las piezas va por libre. Natasha escucha música con su Ipod y sablea algún cigarro mientras se rueda esta escena donde la doblan. Sergio Peris Mencheta, que antes bromeaba con unos y otros, ahora le toca ponerse las pilas. Avisa el director: “Va a ser un ensayo rodado”. Se escucha a su ayudante:”Oído,un poco de sangre en la daga, y luego “setenta y seis-siete a-primera”. Clac. A por otra



Antes de ser cine montado y bien montado, producido y postproducido, el rodaje de una película tiene algo de circo, aunque no lo sea, especialmente cuando se llena de caballos, peleas, guerreros, héroes y villanos. Es ese caos maravilloso y tenso que responde a una planificación con tiempos muy marcados y mucho dinero en juego en cada mal paso, casi tan malo como el malvado Sir Black que interpreta Gary Piquer. Lo peor ya ha pasado. Quedaron atrás días difíciles en el Castillo de Calatrava, y comienza la cuenta atrás que se prolongará hasta la fecha del estreno, en el puente de El Pilar de 2011, cuando el Capitán Trueno, su chica y sus amigos, comenzarán la aventura de la conquista de las salas de cine y el personaje creado por Víctor Mora habitará entre nosotros. Amen



JR GARCIA BERTOLÍN

CIVILES Y MILITARES

Ahora va y resulta que en este país de larga tradición de espadones golpistas el Ejército aparece como la institución mejor valorada por los ciudadanos, cautivos y desarmados.Los comentaristas radiofónicos lo comentan gozosos. ¡Mira qué bonito!. No es que ya no le temamos, que no nos de miedo, es que es cojonudo, el mejor desatascador para los grandes emboces, el tres en uno para afinar tanto chirrido nacional, la institución salvaguarda de los derechos y libertades ciudadanas.

Entiendo que esta corriente ensalzadadora del Ejército resulte especialmente sorprendente para quienes vivimos el 23-F y nos los pusieron por corbata, y para quiénes hicimos el servicio militar y lo sufrimos como el pozo más negro de nuestra existencia, uno donde reinan la humillación, el despotismo, la crueldad y la sinrazón. Pero como nos han librado, momentaneamente, del furor de los controladores, como han sido Ejército de Salvación, pues es el momento de proclamar que el Ejército es cojonudo y elevarlo al número 1 de las cuarenta instituciones principales del Estado. Lo pienso y lo digo, sin olvidar que en esta historia puede haber un muy mucho de síndrome de estocolomo, por lo de los desalmados terroristas de guante blanco , por los piratas aéreos. Y lo que es más importante, acaso se nos olvida pensar que si el Glorioso Ejercito Español es la institución más valorada es, posiblemente, porque todas las demás hacen aguas tan profundas que no tocan fondo.La justicia por los suelos, los sindicatos centrales de enchufados y bajo sospecha,los políticos percibidos como un problema cada vez más gordo problema, pero ellos,que tanto lucen y tanto cobran por España cuando salen de misión internacional ( y no me estoy refieriendo tanto a la tropa como a la oficialidad) ahora apagan fuegos, salvan negritos y velan por la paz.¡Coño !, si no hay guerra, a qué se van a dedicar entonces en una democracia?



Cierro este a bote pronto dejando caer que ese top ten del Ejército se produce, curiosamente, en un momento en que todos los no funcionarios arrementen contra los funcionarios que viven de Papá Estado, olvidando que la mayoría de los militares lo son(funcionarios) e incluyendo tres frases tan hechas como llenas de miga, un poco desfasadas pero muy ilustrativas.

La justicia es a la justicia militar lo que la música a la música militar

Donde acaba la lógica empieza el ejercito

Se puede militarizar a un civil, pero es imposible civilizar a un militar

jueves, 18 de noviembre de 2010

EL UNIVERSO BERLANGUIANO DE INTERES GENERAL

Mientras la Selección Española, ahora "La roja",era estrepitósamente derrotada en la Primera de Televisión española, en la 2, ese canal reinventado para convertirse en referente cultural, y por lo tanto impepinablemente minoritario, dentro de un panorama televisivo en el que la cultura brilla mayormente por su ausencia, recordaban a Luis García Berlanga con la proyección de una de sus más geniales películas. Todo, o casi todo, está dicho sobre Plácido, pero hoy me permito reivindicar que buena parte del universo berlanguiano se declare BIEN de interés general en estos tiempos de desconcierto, falta de brujula y penurias de cash, para que al menos sepamos de dónde venimos, ya que preguntarnos dónde vamos nos puede conducir directamente al desánimo y la melancolia, ahora que son muchos los que en el día a día, de fracaso en fracaso hasta la derrota final, piensan que todo nos conduce al desastre.



Películas como Plácido deberían pasarse en las aulas donde se estudia historia de España, para que quienes no vivían en 1961 sepan cómo era aquel pais en blanco y negro, cutre como la madre que lo parió, donde incluso era posible que se organizase una campaña navideña bajo el lema "Siente un pobre en su mesa". La mirada que Berlanga hace a esas fiestas a las que suele colgárseles calificativos como "entrañables" o "familiares" está entre lo sublime y lo surrealista, pero es que la realidad de aquella españa miserable superaba en cutrez el retrato que hace el director valenciano y austrohúngaro.



Tal como éramos, y al que le joda que se rasque. De allí veníamos, de la cutrez que tendia al infinito, de la caspa y la pobreza a ritmo de villancico e hipocresía social, cuando este pareció convertirse en el pais de jauja, que a Berlanga le pilló un poco mayor aunque si se ocupó de la transición, del tiempo ¿muerto?, del intermedio ya a todo color, en otros títulos geniales. A los espectadores de la 2 ayer nos devolvió al pasado, acompañados de Cassen, que era catalán como Xavi, Piqué y Puyol, pero no tenía para pagar la letra del motocarro multiusos adornado con la estrella que lleva al Portal(una palabra que es muy anterior a nada que tenga que ver con internet), y del resto de los añorados muertos a los que el cine obra el milagro de convertir en muertos vivientes: José Luís López vázquez, Elvira Quintillá, Manuel Aleixandre, josé Maria Caffarell, Luís Ciges, Julia Caba Alba...




¡Qué maravilla!. Poder disfrutar de una mirada tan inteligentemente divertida como la de Berlanga a la tristeza infinita de aquella España en la que la navidad proporcionaba a los pobres la oportunidad de sentirse más pobres que nunca.




JR GARCÍA BERTOLÍN

jueves, 11 de noviembre de 2010

LAS CENIZAS DE ÁNGELA

España ultimamente me duele todos los días, y Valencia no digamos- un dolor de que te cagas, como dicen algunos- pero hay ocasiones en que se cuelan otros dolores más lejanos, que vienen de sitios como el Sahara o Irlanda, que dejan de ser países, incluso países fantasmas o territorios ocupados, para manifestarse como pinchazos agudos que te recuerdan las miserias humanas, como golpes secos que te ponen de un humor de perros,necesitado de algún bálsamo, análgesico, calmante, antiinflamatorio (que no es lo mismo que antiinfla-amatorio) o anestésico que aplaque esa sensación de que la nave tierra va a la deriva por un mundo en el que- lo he escuchado esta mañana en la radio- la política se mueve por principios (como no sea el de Arquímedes) y la diplomacia por intereses, que suelen ser espúreos y bastardas en casos como el del antiguo territorio español donde se humilla y machaca a los nativos mientras políticos y diplomáticos se ponen de acuerdo para mirar a otro lado.



Irlanda hace aguas.Y esa imagen, enfermo crónico de cine y de literatura como estoy, me trae las escenas y las palabras de "Las cenizas de agua", el best seller de Frank McCourt convertido en película por Alan Parker, que transcurre en su mayor parte en una ciudad irlandesa ,Limerick, que siempre hacía aguas, donde la lluvia, las calles encharcadas y la la humedad insalubre eran una constante vital antes de llevarse, desvitalizados del todo, a tantos niños y mayores. Una película de tristezas y pobrezas irlandesas, de malas pintas y pintas de cerveza, que sólo puede acabar en emigración, con otro irladés más yendose a Estados Unidos, como se fueron a cientos de miles cuando la gran hambruna de la patata dejó el país sin una cuarta parte de su población.



En el imaginario colectivo, que en casos como este suele coincidir con el imaginario mediático, tanto Irlanda como España han sido secularmente representados como dos países pobres, con muchos más desheredados que ricos, hasta que llegó ese vuelco histórico que no tuvo que ver, como en el caso de Noruega, con la circunstancia geográfica de estar sentados sobre un gran barril de petroleo y la posibilidad de poder conservar el pescado en salazón evitando que se pudra, sino con las ayudas europeas, el bombazo del ladrillo o, en el caso de Irlanda, con las inversiones preferenciales en el país por parte de norteamericanos muy ricos de origen irlandés.



Ahora son dos paises que se pasean peligrosamente cerca del abismo. Aquí los ladrillos se amontonan en fábricas y almacenes, y allí también se acabó el espejismo, la gran juerga irlandesa, los años en que esa misma ciudad de Limerick, húmeda coprotagonista de Las cenizas de Ángela, fue destino laboral de docenas de ingenieros, informáticos y jóvenes españoles con alta cualificación, para trabajar en esas empresas multinacionales de matriz norteamericana que cuando la cosa se puso fea no tardaron en recoger velas y abandonar la tierra de sus antepasados Ahora Irlanda vuelve a ser la pobre Irlanda, y y hasta los propios lugareños de Maverick querrían buscar un sitio menos húmedo e inhóspito cerca de cualquier Gran Manzana que no estuviese demasiado podrida, o poder tener una oportunidad en cualquier Clan de los irlandeses, donde nunca hay paro



JR GARCIA BERTOLIN

domingo, 31 de octubre de 2010

MIGUEL Y LA ALEGRÍA

Cantaba Violeta Parra que volver a los diecisiete después de vivir un siglo es como descifrar signos sin ser sabio competente. Volver al 82 después de pasar veintiocho años, algunas victorias y tantas derrotas, tampoco esta nada mal, aunque no siempre nos hayamos vuelto más sabios por habernos hecho más viejos. Si hay que viajar en el tiempo, lo mejor es hacerlo a toda máquina , con ritmo y sobre todo con alegría, transportados por un amigo, por un viejo compañero como Miguel Ríos, que como nadie supo transmitirnos en sus canciones la intensa emoción ante la inminencia de un mundo nuevo, ante esa cita con la evolución que nos esperaba a la vuelta de la esquina. El reencuentro ha sido gozoso, mágico, nostálgico pero con buen rollito, dos horas de intensa dicha musical junto al cantante que hace casi tres décadas anunciaba un tiempo del cambio que no ha resultado ser exactamente como él lo imaginaba, pero si eléctrico, lleno de kamikazes y no falto de insurrección. “Miguel y la alegría” , y que me perdone Almudena Grandes por casi copiarle el título de su última novela grande, “Inés y la alegría”.

Este chico granadino de 66 años no sólo es un magnífico transmisor de alegría y buenas vibraciones, sino que le cupo el honor histórico de haber grabado un disco “Rock and Ríos” que tuvo la virtud de anticipar la llegada de la izquierda al poder en España después de un largo tiempo de silencio y dictadura. El anunció ese cambio unos meses antes en gozosas y multitudinaria celebraciones que llenaron campos de fútbol, polideportivos y plazas de toros. Avisaba de que se podía lograr un futuro sin trampa ni cartón, pero algunos prefirieron hacer trampas, a la vez que nos preparaba para alucinar con todo lo que ha venido después, mucho pero no siempre bueno.

Las canciones de Miguel Ríos son patrimonio colectivo – lo pude comprobar en el Pabellón fuente de San Luis- acervo compartido, y en su alegría se encierra mucho de lo mejor que nos ha ocurrido a millones de españoles en el amor y en la vida, aunque también han pasado muchos caballos llamados muerte, a los que nunca debió subirse nadie, que se han llevado muchas vidas que merecieron mejor suerte, otra clase de cambio. Es sabio , él si, esa sabiduría forjada en medio siglo de escenarios y de carretera, desde que a los 16 se convirtió en Mike Río, Rey del Twist, y empezó a encandilar a nuestras hermanas mayores. Luego hubo canciones memorables como “El río” o “Vuelvo a Granada”, y también malos momentos como cuando lo trincaron por consumo de Marihuana y supo lo que era entrar en la trena. Aun no se había muerto el dictador de aquí cuando emergió como hijo pródigo de la mano de Waldo de los Ríos y Beethoven, con ese “Himno a l a alegría” que aun le sirve para acabar sus conciertos de esta gira de retirada y, haciendo honor a su nombre, es como una alegre transfusión en vena. Viéndole doblar el espinazo, flexionarse ágil sobre el escenario, rejuvenecemos por momentos y sentimos que hemos superado con nota el paso de los años.

Miguel Ríos y la alegría, el goce de la música, del rock and roll, del blues, del soul, de baladas excelsas. Miguel, viejo rockero que no muere, como no debería haber muerto el espíritu del 82 que encarnaba tantas ilusiones y tantas ganas Aquel año sus canciones lo llenaron todo. Yo estuve en algunos y siempre regresé más alegre de lo que entré, trasladado con la vieja motocicleta, sin casco y a lo loco, feliz de compartir con ese espíritu de vivir en la carretera, fuera de un autobús, a lomos de una vieja motocicleta, sin casco, regresando achispado y feliz, ilusionado e ileso, protegido por aquel buen santo cósmico, San Miguel ,patrono laico de la alegría y la esperanza. Parece que fue ayer.
JR GARCIA BERTOLÍN

miércoles, 29 de septiembre de 2010

VERDADES VERDADERAS

VERDADES VERDADERAS

Dejadme que lo adivine. Mañana unos hablaran de éxito total y otros de fracaso estrepitoso. Posiblemente ambos mentirán, una vez más, como cuando después de una manifestación se restan o se multiplican manifestantes en lugar de sumarlos, según convenga, y donde unos ven cinco mil otros ven quinientos mil, pero todos hacen igual ridículo y, lo que es peor, pretenden hacernos pasar por tontos del culo. ¿Quién dijo aquello de que la verdad os hará libres? Ah, un tal Juan, evangelista por más señas. A los del caso Malaya la verdad…, la verdad es que se la suda. Por eso todos aseguran estar tranquilos y proclaman su inocencia mientras sus abogados piden nulidad.

Verdades y mentiras. Decía Foucault que la única verdad verdadera era la del loco, porque como el que la dice está pallá no tiene ni siquiera un 0’5 por ciento de mentira en su composición. A gremios como políticos y sindicatos les une la cordura bolera de la supervivencia, de tener sus chiringuitos muy bien montados, aunque cada vez más fuera de ordenación. Y tampoco es lo mismo un sindicalista en la administración, la única especie de funcionario capaz de ir a trabajar con bermudas, camiseta de tirantes y chancletas, porque a nadie da cuentas, que en un fábrica de coches, donde paran todos pero nadie puede dar cifras verdaderas sobre cuantos lo hacen por convicción y devoción, y cuantos por coacción, porque se ven arrastrados por la corriente.

Cuando un político describe su parábola y entra en caída libre, aunque luego con el tiempo se recupere su imagen, especialmente sí se muere, ¡que la muerte nos siente a casi todos tan bien!, lo primero que suele reprochársele es que miente. Le pasó a Felipe González, al que durante una larga temporada lo que más le llamaban quienes pretendían atacarle era Pinocho (¡que gran personaje!). En el gremio de gobernantes se pasan el día prometiendo –puedo prometer y prometo, que decía Suárez- y luego no pueden cumplirlo todo. Queda la palabra, y los titulares, frecuentemente cargados de falsedades que no se creen ni los que han decidido comprar esas promesas y publicarlas a cuatro o cinco columnas.

La palabra es muy sufrida, y esta vida loca es un partido de ping pong, y también un poco un partido entre Pin y Pon. Nadie quiere dar un punto por perdido porque todos tienen su claca de incondicionales que les aplaudirán por mucho que falten a la verdad. No se si la mentira, como la poesía, es un arma cargada de futuro, pero tiene un presente cojonudo, y hasta puede llegar a ser una casa con vistas al mar donde instalarse tan ricamente. Es ley de vida y ley de la jungla. Todos mienten, y algunos incluso mienten más que hablan.

JR GARCÍA BERTOLÍN

domingo, 19 de septiembre de 2010

MI VIDA EN SU MOCHILA

MI VIDA EN SU MOCHILA

Dejé Teruel en 1974, cuando Labordeta ya no componía allí las canciones de “Cantar y callar”, ni impartía su magisterio en el instituto Ibáñez Martín. Me fui con rabia, espolsando las sandalias, como san Vicente Ferrer, mientras en mi cabeza “Mediterráneo” guiaba mis pasos hacia la estación de trenes para partir (Todos repiten lo mismo cuando dicen que se marchan: con cuatro granos de trigo se alimentaban...). Sin embargo, lejos de casa, de la patria de mi infancia triste, fue “Aragón” la canción que me reconcilió desde la nostalgia con lo dejado atrás: Polvo, niebla, viento y sol, y donde hay agua, una huerta. Al norte, los Pirineos: esta tierra es Aragón. Fue en la distancia cuando mi vida se vistió de Labordetamania durante unos cuantos años, cuando sus canciones se colaron en mis adentros de forma extraordinaria e indeleble para expresar mejor que yo lo que sentía. ¡Es increíble! Ahora que paso de los cincuenta soy incapaz de aprenderme una puta letra, pero las de José Antonio Labordeta siguen todas ahí. El no lo sabe, o sí, porque se lo dije cuando tuve ocasión de entrevistarlo para Cartelera Turia: Llevas mi vida en tu mochila, esa con la que recorres los pueblos y hablas con los abuelos junto al lavadero o la fuente de la plaza. No he podido olvidar ni una sola de las letras que aprendí y canté tantas veces, y ahora, al enterarme de su muerte, rebrotan en mí como la juventud añorada y siento a plomo el peso de la pérdida de un hombre excepcional que con su voz de raíces, recia y bien timbrada, supo proyectar Aragón al mundo.
Mientras escribo en el día de su muerte, en la pantalla del televisor se proyectan a todo el mundo, que es mucho más que el mundo motero, las imágenes del primer Gran Premio de Alcañiz, de ese pueblecico grande del Bajo Aragón adonde tantas veces le llevó a Labordeta su itinerario de cantautor, después viajero incansable por las tierras de España. La televisión enseña estos días al mundo un trozo de ese Teruel donde fue destinado después de aprobar sus oposiciones de profesor de historia y cualquier otra asignatura que tuvo que impartir en aquellos años de más hierro moral que el mineral que se extraía de las minas de Ojos Negros para llevarlo a Sagunto (Canta, compañero, canta/ que aquí hay mucho que cantar/; que este silencio de hierro /ya no se puede aguantar..); donde fue colega de docencia de Eloy Fernández Clemente, fundador de la revista Andalán, al que debo el ser periodista, y del valenciano José Sánchis Sinisterra, que ganó allí el Premio Arniches de Teatro que auguraba una gran carrera al autor de “Ay ,Carmela”. Entre sus alumnos ilustres tuvo al cantautor Joaquín Carbonell y a Federico Jiménez Losantos, que entonces no era facha y ni siquiera se había hecho todavía prochino (Rosa, rosae/, y también el valor de pi/y el recuerdo final por los muertos/de la última guerra civil/Asi, así, así, crecí). Allá donde esté, seguro que a Labordeta le gusta que Teruel exista también a través del ruido de las motos.
Los políticos, que son lentos como paquidermos, hace poco le concedieron un premio importante. Si no se dan prisa no llegan. Él fue un político diferente, por lo lúcido, por lo divertido, por su sorna avalada en la condición de poeta, cantor, escritor, profesor, presentador de televisión, de hombre capaz de componer canciones que se convertían en himnos en el aprecio, los sentimientos y las aspiraciones de la gente, como “Canto a la libertad”: Habrá un día en que todos, al levantar la vista, veremos una tierra que ponga libertad. Nunca olvidaré los conciertos de Labordeta en Barcelona durante mi etapa universitaria. Allí nos encontrábamos unos cientos de aragoneses en el exilio dispuestos a cantar, a cogernos de las manos, a levantar corazones y puños, a ponernos como motos de añoranza, a sentirnos más que nunca parte arrancada de esa tierra dura. Recuerdo una vez que el calentón alcanzó tal grado que, al salir del Centro Aragonés de Barcelona, en la calle Joaquín Costa, fuimos en manifestación al grito ácrata y lúdico de “¡Aragón tiene sed y nosotros también!”, para disolvernos pacíficamente, y entre copas, en los tugurios más crápulas de las Ramblas. Eran más que conciertos; eran misas, liturgias donde Labordeta se convertía en el sumo sacerdote y hacía con nosotros lo que quería; celebraciones donde encontrábamos a la gente de nuestro pueblo, a aquella chica que amamos a los 16 y nunca nos hizo caso, hasta esa noche.
Combato esta tristeza con otros recuerdos divertidos: el de aquel primer piso de Camp de l’Arpa, donde Andoni, Jesús y Robert, se apostaban en la puerta de la habitación en que me había encerrado con Angels y una perola de flan con media docena de huevos, y me cantaban los cabrones-¿cómo no?-una canción de Labordeta: “A varear la oliva, no van los amos…”.- Unos cuantos años después recurrí reiteradamente a una hermosa “Canción de cuna sobre la tierra estéril”, para intentar dormir a mis hijos, Adrià y Andrea: “Quisiera cobijarte en una cuna /cubierta de abalorios/lluvias y lunas”.
¡Cuántas cosas han pasado!, querido profesor, desde que compusiste “Los leñeros” inspirándote en el puente que hay al lado de la casa y el barrio de mi niñez. Descansa en paz, lúcido, sarcástico, amigo José Antonio. Ojalá nos volvamos a ver en algún sitio del universo, donde abriré tu mochila para mirar mi vida entre todas tus hermosas y grandes canciones.
JR GARCIA BERTOLIN

martes, 31 de agosto de 2010

VERGÚENZA A LAS PUERTAS DE LA CIUDAD

VERGÜENZA A LAS PUERTAS DE LA CIUDAD

La palabra más apropiada sería vergüenza, aunque también podría emplear rabia, indignación, mala leche…,o cualquiera otra que sirva para explicar lo que siento cada mañana cuando entro en Valencia por la Autovía de Ademuz, procedente de Bétera, y me encuentro con el esqueleto gris, algunas vísceras de hierro y ciertos músculos de cemento, del Nuevo Mestalla. El que debía ser hace mucho tiempo un maravilloso y ultramoderno estadio de Fútbol que nos iba a permitir acoger la final de la Liga de Campeones, se alza inacabado, parado, que no varado, como decía Norman Foster de su excelente Palacio de Congresos, en medio de lo que fue fértil huerta. Ese edificio, que duele más si lo ves cada día, se alza como símbolo de las miserias del fútbol, como ejemplo del desatino, el incumplimiento, la falta de rigor, seriedad y cordura en las decisiones, de algunos de los jerifaltes y mangoneadores de un deporte que es la verdadera y la auténtica globalización, el origen de tantas emociones, de un juego universal que no se merece malversadores de un patrimonio colectivo, malbaratadores de una seña de identidad.

El futbol mueve montañas, permite conocerse a los pueblos, consigue despertar pulsiones vitales muy diferentes a la vergüenza, la rabia o la indignación, emocionarse al encontrar en Tailandia o en Vietnam a unos chavales que llevan puesta una camiseta de Valencia Experience, como me ha pasado hace sólo unos días. Luego llegas a casa, y los mismos que han vendido vivo a Silva, que han dejado a la afición sin Villa, que ya marca con el Barça, son incapaces de desatascar ese estadio fabuloso y de diseño que se alza a las puertas de la ciudad como un feo y nada estético monumento a la incapacidad, a la impotencia de los manirrotos. Después de haberse convertido en noticia por la muerte de cuatro trabajadores al caer una estructura mientras se trabajaba a destajo, llegó el parón, el corte radical, el tiempo de desidia. Entre esos muros esperábamos mucho espectáculo, pero no bochornoso.

Creo firmemente que uno de los males del fútbol es haberse buscado como compañera de viaje la especulación urbanística, la cultura del pelotazo y la recalificación, que tanto tuvo que ver, sin ir más lejos, con el surgimiento del Madrid Galáctico. A menudo lo estrictamente deportivo, que puede ser tan maravilloso, tan bueno y edificante para la moral de un país como la Copa del Mundo conquistada por el nuestro, queda en segundo lugar y deja paso a las miserias de un Club que ha tenido presidentes que siempre se han decantado por la peor opción, que optaron por una ampliación tan imposible como innecesaria del viejo Mestalla, escenario de tantas emociones al que la crisis del ladrillo ha derrotado por goleada. Por favor, hagan algo, acaben con ese atasco histórico, terminen ese estadio para que deje de ser un muro de la vergüenza, un enfermo en coma, una mole de cemento que nos recuerda cada día que el deporte rey está en manos de una panda de impresentables.

JR GARCÍA BERTOLÍN

lunes, 30 de agosto de 2010

MOTORIZADOS

MOTORIZADOS

Entre las imágenes que impresionaron mi niñez, a las que me aferro con memoria de tísico más o menos convencido de que la verdadera patria, incluso la más triste, es la infancia, recuerdo aquella salida multitudinaria de los trabajadores de la fábrica Segarra de Vall de Uxò (los que fabricaron los zapatos que deformaron mis pies y los de varios millones de españoles) cabalgando sobre sus pequeñas motocicletas. Eran cientos, o acaso unos pocos miles, y todos compartían los mismos modelos y marcas de cabagaldura motorizada de baja cilindrada: Gimson, Torrot, Derbi...

Esa avalancha de motocicletas – ¡había más que en todo Teruel, y juntas!- impactó mi retina hasta el punto de poderla recuperar miles de kilómetros y más de 40 años después, nada más tocar suelo vietnamita, en el asombro occidental ante las oleadas de motos convertidas en protagonistas del paisaje urbano, una verdadera corriente continua de seres humanos motorizados llegando de cada cruce, de cada calle, de cada dirección Un vietnamita una moto, Onda, Suzuki, japonesas pero fabricadas allí y vendidas a partir de 500 dólares, menos de la mitad de lo que nos cuestan a nosotros, dentro de una planificación estatal que a los objetivos de electricidad, sanidad, educación y libertad de culto para toda una población muy joven de 86 millones de habitantes, ha añadido con acierto esta posibilidad de autonomía y libertad de movimientos. Los ricos, los generales y los prebostes del Partido, no obstante, suelen ir en Lexus o Toyota de gama alta.

Millones de motos circulando casi sin reglas, en un todo vale que me hizo rememorar los momentos felices en que aquí aun no multaban por ir dos a lomos de un Vespino, de forma que los que no teníamos podíamos al menos viajar de paquete. Los vietnamitas no sufren ese problema, y en muy pocos días deja de sorprenderte ver familias enteras, con padre, madre y dos hijos, compartiendo motos que no parecen tener más de 75 centímetros cúbicos. Te llaman la atención si uno de los niños, por ejemplo, va con cuna incorporada o con un gotero desplegado como antena camino del hospital, o si además de los tres o cuatro pasajeros racionales, la moto transporta también un par de cerdos vivos próximos al centenar de kilos y estratégicamente acomodados en popa dentro de sendas jaulas metálicas. Quien dice dos cerdos dice varias cajas llenas de patos, cualquier clase de abultada mercadería, también la más frágil., o un tercer niño que viaja de pie en un espacio imposible al que entre Buda y Confucio le otorgan el don de una elasticidad más que virtual.

All the people moving en esa república socialista y motera donde casi todo es copiado, donde los cascos dan risa y parecen de juguete, cuando no son exactamente un viejo gorro de combatiente del Vietcong. Todo vale en ese país con forma de longaniza estirada sobre la Cochinchina, donde las motos parecen ser tan importantes en las vidas de las personas como lo era la bicicleta de aquella película de Vittorio de Sica, “Ladrón de bicicletas”, una de las que más me ha hecho llorar en esta vida.

Motos y más motos, también para trasladar mochileros, de dos en dos o de tres en tres, a la fiesta de madrugada en la playa de la bella ciudad de Hoy An, para arrastrar el tuc tuc de cualquier lugar a cualquier parte, para ofrecer toda clase de servicios. Un espectáculo humano y constante, un reflejo de la vitalidad de una sociedad que lucha para olvidar y superar el viejo dolor, una alegría para el viajero que contempla y alucina.
Un paisaje urbano lleno de movimiento en el que resulta inimaginable una calle sin cientos de motos y motoristas que se tapan con máscaras para ser más guapos siendo más blancos, con sus endebles y coquetos cascos pintados con marcas de moda. Cascos falsos de Armani, Gucci o D&G, en un país comunista y asiático de moteros valientes que no se arredran ante la monzónica tromba de agua de cada día. Apenas unos segundos para sacar el chubasquero, individual o familiar, tapar a los ocupantes, y vuelta a la carretera. Auténtico on the road asiático, fantástico y cotidiano tryp allí donde un pueblo conduce sobre moto sus ganas de vivir y conquistar el futuro. Brrrrmmmm, brrrmmmmm

JR GARCIA BERTOLIN

viernes, 27 de agosto de 2010

ACUCLILLADOS

Puede que a ti te guste o puede que no
pero el caso es que tenemos mucho en común.
Bajo un mismo cielo, más o menos azul,
compartimos el aire
y adoramos al sol.

Te guste o no
me caes bien por ambas cosas.
Lo común me reconforta,
lo distinto me estimula.

Los dos tenemos el mismo miedo a morir,
idéntica fragilidad,
un corazón,
dos ojos y un sexo similar
y los mismos deseos de amar
y de que alguien nos ame a su vez.

Te guste o no (J. M Serrat) Transcripción parcial

ACUCLILLADOS

Por un momento trato de imaginar que este paisaje urbano en el que hoy se declara la alerta roja del sofoco insoportable, está poblado por hombres y mujeres acuclillados, seres humanos que adoptan como normal y cotidiana una postura física que aquí incluso puede revestirse de ciertas connotaciones escatológicas. Me imagino una vida acuclillada en este otro lado del mundo donde triunfan conceptos como la ergonomía y se pasan los días entre la horizontalización, el intentar vivir de pie antes que morir de rodillas o todo tipo de postraciones, desde el trabajo aborrecido hasta el crédito hipotecario, las prisas, la ansiedad, el estrés y la soledad

La primera vez, recién llegado a Vietnam, me resultaban cuanto menos llamativos, exóticos y hasta cierto punto incomprensibles, esos grupos de amigable charla acuclillada, esos entornos de acuclillamiento mercantil, esos concentraciones de hombres y mujeres que comen y viven en esa pose o sentados en minúsculas sillas de plástico, por no hablar de las mujeres y niños acuclillados sobre la proa o las barandillas de los barcos flotantes y las barcas desde donde ofrecen al turista y sus dólares todo tipo de frutas y mercancías.

Según donde naces y donde vives te vuelves posturalmente diferente, aunque todos amamos una buena charla, el contagio de la risa, aunque a todos nos guste que nos pongan las cosas del cuerpo en su sitio. Distintas son las lenguas y las razas, las formas de entender la belleza aproximándonos al sol o evitándolo y huyendo de él, pero en nuestra mal repartida deriva evolutiva desde el rey simio, llena de guerras entre toda clase de monos, demonios y dioses, como las que explican los bajorrelieves de los templos de Angkor, comida de tristezas, piojos y cucarachas, hemos asimilado distintas esencias del bipedismo reinante, incluso en las repúblicas socialistas, diferentes formas de manifestarnos posturalmente ante la vida. Trato de imitarlos, me acuclillo para intentar ver la realidad desde abajo. No se me rasgan más los ojos, no me vuelvo más pequeño sino más recogido, no soy menos sino otro que siente el peso de la incomodidad en sus piernas y allí donde la espalda se une al trasero con mayor o menor armonía.

Pasan los minutos y sigo siendo un hombre y no un concepto de estabilidad física ni geográfica, ni una metáfora, ni tampoco una hipérbole. Es otra perspectiva. Me acuclillo y, paradójicamente, soy transportado a un despertar en Hanoi donde el centro de la ciudad se llena de grupos de mujeres y hombres desplegados, descuclillados, que practican tai-chi, estiramientos o aerobic, que juegan al badminton en improvisados campos en el centro de esta gran ciudad, junto al lago Hoam Kien y su hermosa pagoda

JR BERTOLIN

jueves, 26 de agosto de 2010

CADÁVERES EXQUISITOS (Y VOLVER, VOLVER, VOLVER...)

CADÁVERES EXQUISITOS

Entre el encuentro con uno y otro cadáver exquisito han pasado 21 años. Cayó un muro sobre el mundo, y sobre mí una muralla de escepticismo, muchas canas, algunas arrugas y unas cuantas heridas y costurones en el cuerpo y en el alma. Cambia la latitud, difiere el clima, es distinta la raza e incluso el color de los uniformes de los dos jóvenes soldados. Uno de ellos, en Moscú, año 1989, me conminó con sus gestos a que subiese la cremallera del chubasquero en señal de respeto al difunto. El otro, en Hanoi, año 2010, cree indecoroso que pase con las manos en la espalda ante el cuerpo embalsamado de Ho Chin Minh, el hombre que derrotó a franceses y norteamericanos y unió el Norte y el Sur en un solo país que cabalga en moto por los senderos de la historia y sigue luchando, ahora por otra clase de supervivencia. Sólo me queda obedecer, mientras inevitablemente, como en Moscú, pienso en las madres de estos dos grandes del pensamiento, la palabra y la obra a los que no dejan descansar en paz tantos años después. Me pregunto qué sentirían al contemplarlos dentro de una vitrina, en un mausoleo por el que desfilan cada día cientos y cientos de personas, nacionales y foráneos, generalmente alucinados ante esta cita con el pasado embalsamado.

No hace falta ser comunista, ni haberlo sido nunca, para admitir la dimensión y el peso universal de dos personajes como Vladimir Ilich Lenin y el bueno de Ho Chi Minh, con mucho en común pero tan distintos incluso en su representación icónica. Al líder vietnamita lo esculpen en su semblanza más próxima de Tío Ho, Bac Ho, enseñando a leer a una niña en su regazo, rodeado de campesinos, acompañando al pueblo en su liberación y su lucha contra el colonialismo y el imperialismo. En las estatuas de Lenin, las que quedan, el soviético suele exhibir un gesto duro y retador, una mueca de jugador incendiario que lanza su órdago al siglo XX. Sin embargo, en los respectivos y monumentales mausoleos sus cuerpos se conservan con un semblante sereno de líderes del pueblo, que sin duda es fruto de muchas horas de trabajo de hábiles y adoctrinados taxidermistas. ¿Iconografía revolucionaria? Bajo la ropa que les viste y la mansión que habitan, los órganos que daban vida a sus emociones, pasiones e ideas, su corazón y su cerebro, sus entrañas, los músculos que articulaban sus extremidades, han sido sustituidos por materiales tan poco nobles como la paja, tras esa condena a la condición de iconos condenados, a no ser polvo que en polvo se convertirá. Se antojan dioses laicos e incorruptos de la agitación y propaganda.

Pero no hay lugar para ofrendar incienso ni velas, nadie reza, nadie llora y nadie osa señalar con el dedo. En Moscú 1989 la tumba de Lenin, tan céntricamente situada en la Plaza Roja, era visita obligada que los guías se cuidaban muy mucho de evitar incluso a pocos meses de que el tinglado de la URSS se viniese abajo. En 2010, en ese Vietnam con modelo socialista y economía de libre mercado donde algunos generales circulan en Lexus todoterreno, donde la homosexualidad es parte del mal que camina junto al bien, como el ying y el yang, donde se fusila por 250 gramos de droga y los niños mendicantes comparten una misma e implorante voz, existe al menos, para los no curiosos, para los indolentes, para los que rehúyen este balcón a la historia, la posibilidad de renunciar a ese encuentro en fila india con tan exquisito cadáver embalsamada.

JR GARCÍA BERTOLIN.

viernes, 4 de junio de 2010

BUENAS NOTICIAS

Creo que era Lorenzo Milà quien durante alguna etapa como presentador de informativos televisivos se despedía con un “mañana volveremos con más noticias y quizás alguna sea buena”. Han pasado meses, a Milà se le ve mucho informando de un devastador e incesante vertido petrolífero en el Golfo de México, y las malas noticias no han hecho sino crecer. Las buenas, por el contrario, siguen menguando, resultan sospechosas en ocasiones y en otras extremadamente ambiguas. .

Si fuese director de periódico quizá dedicase un reportero a buscar buenas noticias, al menos una para cada portada, pero una agencia de buenas noticias estaría condenada al fracaso más allá de la prensa rosa y los ecos de sociedad. Las otras no venden, mayormente son pequeñas cosas que nos dejó un tiempo de rosas, y suelen recalar en un rincón, en un cajón, o en un papel que no se reproduce por miles. La propaganda no cuenta. Para que una buena noticia lo sea verdaderamente debe suscitar consenso. Miro en un periódico de hoy y no me sirve que la izquierda abertzale presione para que ETA deje de matar, porque eso ya lo he oído unas cuantas veces y quedan todavía pistoleros dispuestos a descerrajarle la cabeza a quien otro pistolero les ordene, ni tampoco que a la patronal le guste una reforma laboral impuesta, porque me consta que a los sindicatos y a parte de los españoles no les parece buena.

Hay que recelar también de los avances médicos difundidos a bombo y platillo, de todas las prótesis para acabar con el parkinson, de los fármacos milagrosos contra el Alzheimer, de las vacunas contra el sida o la malaria. Abren puertas de esperanza, no lo niego, pero siempre lo fían a largo plazo y sin estar debidamente testadas. No olvido el entusiasmo que el propio Freud manifestaba al experimentar en su propio cuerpo con dosis cada vez mayores de una sustancia milagrosa llamada…..¡cocaína!, ni que una multinacional descubrió la heroína como la “droga heroica”, el gran invento para curar a los adictos a la morfina, y luego fue peor el remedio que la enfermedad.

A falta de buenas noticias en el cambiante mercado de la información, parte del espacio que antaño ocuparon lo han tomado al asalto noticias frikis, raras, insólitas, las que suscitan un ¡Qué fuerte!, y de esas sí que hay a montones. Como ya existe Frikipedia, estoy pensando crear la agencia Friki Press

JR BERTOLIN

miércoles, 26 de mayo de 2010

ADELGAZAR EN LA CARNICERÍA


El lenguaje es muy puto, o muy puta, con las palabras siempre dispuestas a transformarse, a venderse, a mutar como camaleones, a irse con el mejor postor, a comerciar con su significado. Peor sucede todavía con el nombre de las cosas, en permanente chalaneo, entregándose a cada cual según le convenga y por un precio no siempre módico, desarrollando su capacidad de adaptación al medio, hasta al más hostil, a las personas y a toda clase de intereses, incluso los más espurios.

Es posible que un mismo día, casi a la misma hora, refiriéndose a una misma situación, a un mismo estado de cosas, emplear una expresión como “medidas de adelgazamiento”, cual si estuviésemos hablando de la cola del gimnasio cuando llega el buen tiempo, del fervor primaveral por la dietética, de la operación bikini (tan contraproducente, según dicen), u otra como “carnicería social”, para mentar este atraco a los más desfavorecidos , y a otros que no lo son tanto, intentando paliar los efectos de una crisis creada mayormente por la voracidad de unas instituciones financieras insaciables.

Un tempestad de comején parece haber caído sobre nuestra forma de vida, sobre este primer mundo con segunda residencia, con vertiginosa transición del botijo a la era de las nuevas tecnologías, y nos pilla menos indefensos pero también menos preparados que en aquellos lugares donde las plagas y las catástrofes más o menos naturales siempre han tenido su territorio comanche. El olor de las flores de esta estación que nos sube la bilirrubina no puede con la peste que emana de tanto griterío entre los padres de la patria, con el hedor verbal de los elegidos para que conduzcan esta nave cuando el viento sopla a favor, pero también si golpea duro el oleaje. Los más visionarios creen escuchar un cada vez menos lejano rumor de tsunami.

Como reciclar es ecológico, aunque se trate de palabras, y nadie puede acusar de plagio a quien se copia a si mismo, me permito, esta vez con canción incluída, que esa es una buena ventaja del Facebook, colgar el texto que escribí hace más de año y medio, inspirado en una canción que a algunos les puede parecer ramplona (son muy libres) y como homenaje, también, a uno de esos hombres que mueren demasiado pronto.

SIGUE SUBIENDO LA MAREA

¿A que acojonan? Las cifras del paro, digo, que se le ponen a uno el cuerpo y el alma fatal, aunque haya que seguir viviendo, comprando, resistiendo, tocando madera y dando gracias ¿a quién? por no estar en esa lista fatal, en esa cola del paro. Hay canciones, y también libros, artículos y hasta películas, que parecen un anticipo de lo por venir. “Hay que vivir”, del recién y tristemente fallecido Joan Baptista Humet es una de ellas.
Este es un pequeño homenaje a ese valenciano de Navarrés emigrado a Terrassa para convertirse en cantautor vitalista de voz cálida y letras que me emocionaron muchos años antes de su muerte y me conmueven ahora, al saber que un mal cáncer se lo ha llevado prematuramente y sin hacer ruido

En el año catapum, escribió Humet que ”habrá que hacerse a la idea de que sube la marea y esto no da más de si”, para añadir que “Al sueño americano se le han ido las manos y ya no tiene nada que ofrecer; sólo esperar a ver si cede la gran bola de nieve que se levanta por doquier”.

Tal vez te suenen cursis y ajenas esas palabras, una canción escrita por un muerto al que ya no le preocupará nunca más la perracrisis que nos golpea por activa y por pasiva. A mi me siguen pareciendo cercanas
¡Hay que vivir, amigo mío!, antes que nada hay que vivir, y ya va haciendo frío. Hay que burlar ese futuro que empieza a hacerse muro en ti. Habrá
que demoler barreras, crear nuevas maneras y alzar otra verdad.

JR Bertolín

jueves, 20 de mayo de 2010

¿QUIÉN TEME A LA CUSTODIA COMPARTIDA?

Entre tanto desastre y tanta información económica negativa, que vienen a complementarse, se cuela una de esas noticias que alegra el día, aunque sea en otro lugar y para algunos llegue demasiado tarde. Cuenta que Aragón se convierte en la región pionera en España en primar la custodia compartida de los hijos en los nuevos divorcios. ¡Bien!. Los jueces de esa comunidad darán preferencia a una forma de custodia que permite una educación compartida, una convivencia compartida, una toma de decisiones compartida, que significa madurez social. Lo que en países como Francia (liberté, egalité, fraternité, legalité) es lo normal, aquí constituye una excepción. La custodia compartida ha parecido a menudo una reivindicación maldita, sospechosa, como si uno de los dos cónyuges- generalmente el padre, para qué nos vamos a engañar- no sólo se divorciase de su pareja sino también de sus hijos, y quizá de ahí las sucesivas traiciones de gobiernos como el de Zapatero. Ni una mala palabra, pero tampoco casi ninguna buena acción.

Durante los últimos años han pasado bajo mi ventana muchas manifestaciones a favor de la custodia compartida. Siempre tristes, nunca muy numerosas ni demasiado coreadas por los medios de comunicación, con algo de predicación en el desierto de la indiferencia ciudadana. Seguro que entre los manifestantes había alguno o alguna que no merece ser custodio de sus hijos, pero es ley de vida que entre el rebaño de víctimas de uno u otro signo, de uno u otro género, siempre se cuelen lobas y lobos de fauces afiladas, verdugos que quieren sangre y acaso venganza con cobertura legal. La confusión del estado de derecho con el estado de despecho a menudo acompaña el final de un matrimonio y los hijos suelen pagar más de un plato roto por el desamor.

Nunca he entendido ciertas reticencias a la custodia compartida, pero tampoco he entendido casi nunca a los jueces. Cada vez pongo más en duda su capacidad para decidir qué es lo mejor, y lo más justo, para los contendientes en un litigio. Tampoco entiendo que a esta apertura legal y de sentido común a la custodia compartida por las Cortes de Aragón, que van a aprobar los parlamentarios del PAR, PSOE, PP y Chunta Aragonesista, vaya a oponerse el único diputado de Izquierda Unida, en uno más de los errores que ha llevado a esta formación política -¿progresista? - al borde del extraparlamentarismo en casi todas partes.

Cuando pides la custodia compartida y te la niegan con el argumento de que va a ser lo mejor para tu hijo o hija, o de que las relaciones entre los cónyuges no son buenas (por eso se separan), sufres una de las mayores humillaciones posibles que se puede hacer a un ser humano. Esa justicia tan a menudo inalcanzable, soberbia e injusta se convierte en una terrible arma de destrucción, en un dejarte sin vela en el entierro de la educación y la formación de la persona a la que más quieres en el mundo. Pagas y callas.

La incesante violencia de género puede que haya jugado en contra de los padres separados que jamás han ejercido ninguna forma de violencia, que haya creado un estado de opinión contra la custodia compartida y retrasado una y otra vez que se adopte de forma preferente en interés de los hijos. La que van a aprobar en Aragón parece una ley mucho más humana y a la altura de una sociedad avanzada donde los viejos roles y clichés ya no son lo que era, una ley que incluso contempla a quienes son a menudo grandes victimas colaterales de un divorcio, los miles y miles de abuelos , generalmente paternos, que se quedan sin ver a sus nietos. La custodia compartida empieza en Aragón a dejar de ser una situación excepcional. Los hombres españoles no creo que seamos peores que los franceses. Habrá de todo. Me gusta hasta el nombre, suena a justicia menos ciega y menos sorda: “Ley de Igualdad en las relaciones familiares ante la ruptura de la convivencia de los padres”

JR GARCÍA BERTOLÍN

viernes, 7 de mayo de 2010

EL POLLO PELADO

SOMOS UN POLLO PELADO Y SE NOS COMEN CON PATATAS
(Publicado en Cartelera Turia)
En esta segunda entrega, nuestro colaborador José R García Bertolín finaliza su reflexión, iniciada la semana pasada, sobre la crisis actual de los medios de comunicación y la situación de los periodistas

Dice la gente fina que no es buen gusto hablar de dinero, pero cuando cuento lo que me pagaban al mes en mis primeras prácticas de verano, allá por el año 79, en el diario Las Provincias, no lo hago por joder, ni por dar envidia a los nuevos, ni por tocar las narices a los sufridos becarios de ahora, sino porque es la forma más elocuente, contundente y gráfica que se me ocurre para reflejar la deriva de esta profesión/oficio llamado periodismo, de cómo ha venido a menos durante los últimos 30 años, esos que ahora quiere celebrar la Unión de Periodistas como si los periodistas, colectivamente, como gremio, estuviésemos para fiestas y tuviésemos algo que celebrar.

Aquellas casi 45.000 pesetas que me pagaban mensualmente siendo todavía estudiante, con un contrato legal de auxiliar de redacción, ya les habría gustado cobrarlas, convertidas en euros, a algunos de los becarios del verano 2009, después de tres décadas en que los profesionales de la información hemos descrito una parábola que no es la del buen samaritano, sino una que tras algunos años de espejismo nos lleva a la desregulación, a la frustración y al desastre total. Conozco un montón de casos de jóvenes periodistas, que saben mucho más inglés, más informática y hasta son más guapos de lo que yo era, cuyos currículos da gusto verlos de tanto color y tanto photoshop, cuyos sueldos por tragarse el tórrido verano periodístico de esta ciudad apenas alcanzan los 300 euros. Los conozco, incluso, que lo hacen gratis o pagados únicamente por una expectativa de futuro o un certificado cuyo valor cotiza a la baja.

En medio de esta escabechina, de este ninguneo, de este desacato, de esta desvalorización, de este multiplicarnos por cero, ¿alguien puede imaginar que un médico, un ingeniero, un profesor o un químico, cobrase lo mismo que hace 30 años?, cuando ese dinero tenía un valor de cambio casi, digo casi, infinitamente mayor. Baste decir- perdón por ponerme un poco abuelo batallas- que en aquel momento yo pasaba el mes de Barcelona, sin grandes glorias pero tampoco muchas penas, con ¡15.000 pesetas! Esta profesión se ha venido abajo, y la culpa no sé si ha sido del chacha cha histórico y globalizador, de Internet, de un CEU que ha inundado el mercado de mano de obra barata sin ningún control, de nuestro particular silencio como corderos...

La Unión de Periodistas es muy libre de celebrar lo que quiera, incluso un funeral, incluso el provecho que sacaron del cargo algunos de sus directivos en tiempos pasados, o el que hemos sacado los que todavía pudimos conseguir un descuento en la compra de un coche por trabajar en un medio de comunicación que entonces se dedicaba más a hacer información que a perpetrar escabechinas indiscriminadas, pero en lo que se refiere a dignidad, a prestigio, a orgullo profesional, a condiciones laborales de los periodistas valencianos, hay bien poco que celebrar, acaso nada, apenas una deriva de cierres y despidos, de pérdida de plumas de objetividad, integridad, de libertad. Somos ese pollo pelado al que me refería la semana pasada, un animal asustado, indefenso, confundido, temeroso de que le vayan a hacer todavía más daño, un animal apareado con toda clase de gallinas, lanzado a toda clase de peleas, al que apenas le sale el cacareo- ¡quien lo ha visto y quien lo ve!- y que está para pocas fiestas. Lo nuestro es peor que lo del pollo de Evo Morales. Nos van a meter al horno y se nos comerán con patatas.

JR GARCÍA BERTOLÍN

miércoles, 5 de mayo de 2010

POLITICOS Y PAÑALES

“Los pañales y los políticos hay que cambiarlos cada cierto tiempo, y por el mismo motivo”. Lo dice el personaje que interpreta el histrión Robin Williams en “El hombre del año”, una de esas películas que, sin ser buenas, fatalmente doblada, gana valor con el paso del tiempo - es de 2006, cuando éramos felices, comíamos perdices y comprábamos pisos a troche y moche- porque la realidad, obstinada, cabuda, se empeña en imitar al arte, aunque dudo mucho que aquí, ni por un error informático en el recuento de votos, un humorista pudiese colarse en La Moncloa por muy famoso que fuese, que es lo que le pasa al personaje Tom Dobbs, ocurrente charlatán televisivo que un día decide optar a la Casa Blanca para darle caña a los partidos tradicionales, a sus mentiras y sus múltiples servidumbres.

Repito que la película dirigida por Barry Levinson (Cortina de humo, Good Morning Vietnam…) no es gran cosa, aunque incluya en su reparto a tres intérpretes que me gustan: Laura Linney (muchísimo),Christopher Walken , todavía en mi corazón cinéfilo como sargento hijo puta) o Jeff Goldblum. Lo que me sorprendió al cazarla en ONO fue encontrar en el guión frases de plena actualidad: “acaso tú eres una de esas chicas que preferiría un presidente sucio y sin reparos para perforar en zonas pantanosas” o el espeach que se marca Williams sobre la seguridad y los controles en los aeropuertos norteamericanos, que cada vez se parecen más a los controles en todos los aeropuertos, donde es imparable e inevitable que la lucha contra el terror se dé bofetadas con nuestros derechos individuales. Nunca lograré dejar de sentirme humillado cundo me hacen quitarme los zapatos, el cinturón, sacar las llaves, el dinero, el móvil, pasar por el arco y cachearme bien cacheado, ni cuando miran y remiran la foto del pasaporte para compararla con el careto acojonado del tío que tienen delante., que soy yo.

En “El hombre del año”, que acaba con consejo sobre pañales, higiene íntima e higiene social, hay un estupendo debate televisado en el que los candidatos oficiales, el presidente demócrata y el aspirante republicano, condescienden a que se incluya también al candidato chouman, ocurrente y sin aparentes posibilidades de ganar. Pronto se arrepentirán, cuando el pirado outsider reviente los tiempos marcados, reparta estopa y lance su arenga sobre las servidumbres de todos los candidatos de todos los partidos hacia los lobbys , grupos de presión, empresas mediáticas..., a los que les deben favores y hasta cantidades ingentes de fondos para sus campañas, sin olvidar la crítica sobre cómo se utiliza la family life en las contiendas electorales, sobre cómo se pasean esposas, esposos e hijos trajeados antes, durante y después de la campaña

Aquí un señor sin partido no tendría ninguna posibilidad de llegar a presidente (Gil se quedó a mitad de camino, y tuvo que montar uno), menos todavía si lo adornaba el sentido del humor, la causticidad y la voluntad de poner en tela de juicio un tinglado que cada vez funciona menos. El humor, el color, la lucidez y hasta la alegría parecen reñidos con las tareas de gobierno. A veces intentan ser irónicos y casi dan pena.

JR GARCIA BERTOLÍN

viernes, 30 de abril de 2010

ESCABECHINA

Si alguien creía que la sangría había terminado, si pensaba que los 7.000 periodistas que perdieron su trabajo en ese “annus horribilis” que fue 2009 eran el fin de la sangría, estaba equivocado. La escabechina sigue, cercana, cruel, con víctimas entre las que cada vez se contabilizan más amigos y conocidos e incluso algunos enemigos, gente de tu generación, de la anterior o de la posterior, compañeras y compañeros que en la mayoría de los casos se han entregado al periodismo con alma, corazón y vida para darle a esta profesión lo mejor que han sabido y han podido, y ahora están en la puta calle, víctimas de una perra crisis que no cesa.

Cuando me liquidaron a mi mismo del periódico donde durante más de diez años, sin faltar un solo miércoles, escribía una columna, me cogí tremendo rebote. Los meses han ido matizando ese impacto, esa rabieta, porque al menos soy de los que todavía pueden vivir del oficio de escribir, de una profesión que cada vez se asemeja más a un pollo escaldado y pelado que no ha dejado de perder plumas de libertad, de objetividad y de dignidad en los últimos tiempos. Me duelen los compañeros que han ido a engrosar las listas del paro, esta última tanda, brutal, y todas las anteriores, las sucesivas oleadas –como el EGM- que me recuerdan cada vez más aquella poesía de Blas de Otero: “Me llamarán, nos llamarán a todos…”, para cargarse primero a los que cobraban 3000 euros al mes, luego a los de 2.000 y así sucesivamente , tirando a la baja vidas, carreras y dignidades, en tongadas salariales que empobrecen cada vez más las redacciones en todos los sentidos.

Mentiría si no reconociese y dijese que me duelen y me afectan más los despidos de los más mayores, de los cuarentones y los cincuentones, que los de los más jóvenes, alevines formados en universidad de pago que todavía tendrán tiempo para recuperarse del batacazo y reconducir su vida. Mentiría si no dijese, desde mi posición de privilegio, que me estremece y me quita más el sueño la situación de los colegas que también son padres de familia o pasan pensiones, que tienen una jodida edad con más de cuatro o más de cinco décadas, que ahora se sienten vilmente expulsados de una profesión a la que se lo han dado todo, cada uno a su manera.

Sería estúpido echarle la culpa únicamente a los diarios gratuitos, que también han despedido y caído estrepitosamente. O a Internet, a esa red que no nos paga pero a la que cada vez recurrimos más para desfogarnos, para contar, para decir, para proclamar cuando me siento jodido, como ahora, cuando quiero expresarme sin cortapisas ni retribución pero con el profundo deseo de quedarme a gustito. La solidaridad, de la que dice Eduardo Galeano que es la ternura de los pueblos, me sabe a poco y no me libra de sentirme entre los que todavía flotan en este océano de sálvese quien pueda, en este panorama desolador de una profesión que, como muchos otros, creía que, además de darme de comer, servía también para cambiar el mundo.

JR GARCÍA BERTOLÍN

martes, 13 de abril de 2010

LA CULTURA Y LA GANA. ÑAM,ÑAM,ÑAM

LA CULTURA. FRANCESC PI DE L ASERRA

Cultura rima bé amb literatura,

amb amargura, cura i aventura,
amb pura caradura i amb censura,
amb futura obertura i dictadura,

amb captura, paüra i amb tortura
amb pintura, arquitectura i escultura,
amb clausura, tonsura i vestidura,
amb pastura, atura i amb verdura,

amb conjura, cura i musculatura,
candidatura i caricatura,
amb cintura i amb magistratura,
amb criatura, usura i confitura,
amb mesura, amb mesura.

Cultura és una paraula delicada,
tan perillosa com la dinamita,
generalment en manca més que en sobra,
generalment tothom en necessita.

Cultura jo no en faig, jo tan sols canto
cançons de gust dubtós -m'ho han dit a voltes-,
d'altres han opinat que sovintejo
amb certes paraulotes poca-soltes.

Jo crec que la cultura, i que em perdonin,
té més a veure amb gana que amb Beethoven,
si no, proveu d'escoltar-vos la Quinta,
sense ni haver sopat, ni que us estovin.

La cultura és usada pels dos bàndols,
els que la van desfent sense manies
perquè fa raonar i no és rentable,
els campanuts tibats que se la guarden.

No cal que us capfiqueu, us repeteixo,
que abans s'ha de menjar, jeure i pair;
després, ja en parlarem si en teniu ganes,
que ningú s'ha ferit per no llegir.

Més tard diran que sóc contradictori,
què és el que vull dir amb això, vosté mateix,
jo em faig la meva cuina i si li agrada,
si en vol venir a menjar, el convidaré,

jo em faig la meva cuina i si tens gana
i m'ho demanes bé, te'n donaré;
en fi, per un preu que crec raonable,
podràs mastegar un sol, la, si, do, re.

FRANCESC PI DE LA SERRA. LA CULTURA


jueves, 8 de abril de 2010

EL DIOS DE LAS CORRIDAS Y LAS PULGAS

Aquella señora más repija que pija, de fina estampa y hechuras de Barrio de Salamanca, salía en pleno éxtasis por la Puerta Grande de Las Ventas sin tener que haberse jugado la vida ante un toro ni necesidad alguna de concluir, como Manuel Benítez El Cordobés, que “más cornadas da el hambre”. Cuando le asaltó el periodista para preguntarle que le había parecido su ídolo José Tomás (no confundir con el sastre del Caso Gurtel de idéntico nombre y apellido) en aquella tarde de gloria y cuatro orejas, miró bien fijo a cámara, como si ella también fuese a entra a matar, y respondió con una tajante frase para la historia. ¡Dios toreando!


Esa sentencia divina y celestial de Dios encarnado en un torero tan artista como tirando a suicida, me asaltó otra vez la cabeza cuando un comentarista contenido como Sergio Sauca, después del tercer o cuarto gol de la noche del pequeño argentino apodado “La pulga”, no se cortó ni un duro al exclamar para más de ocho millones de espectadores que “si Dios fuese futbolista se llamaría Messi”, se encarnaría en ese chaval de verbo a veces incomprensible después de haber bajado del cielo en calzón corto y camiseta. La entrada de “la pulga”en la divinidad, el asalto a los cielos, al menos a los mediáticos, tras su goleada, era ratificada al día siguiente por un rotativo francés que aseguraba , refiriéndose al futbolista que anuncia natillas, que “Dios vive en Cataluña”


Nos han fallado los políticos, los príncipes, al juez Garzón van a apartarle de la carrera judicial, los periodistas nos hemos dejado casi toda nuestra credibilidad por el camino y otros casi siete mil se han dejado también el puesto de trabajo, pero no se ha extinguido en la raza de los hombres la eterna aspiración de llegar a ser dioses. A nadie debe caberle duda alguna de que Dios , si le da la gana, puede estar en todas partes. Ni siquiera hacen faltas estudios, ni masters, ni un verbo florido, ni belleza, ni glamour. Es capaz de moverse entre picadores de puya contundente, banderilleros y matadores, entre utilleros, árbitros y jugadores antófagos e isótropos, seres con la propiedad de moverse igual en todas las direcciones. Es el Dios de las corridas y las Pulgas, de las cuatro orejas y los cuatro goles divinos de la muerte, que diría la pija repija del principio.

lunes, 15 de marzo de 2010

JO TAMBE VINC D'UN SILENCI

En mi colegio religioso casi todo el mundo sabía que si te cortabas en la clase de trabajos manuales y no querías que te sobasen la entrepierna lo mejor era chuparse la sangre, tratar de taponarla y esperar a llegar a casa para que te curase tu madre. El hermano enfermero era muy afectuoso, le gustaba tanto explicarte los misterios de la vida, lo del león y la leona, lo del pájaro y la pájara, mientras su mano se iba acercando a tu pene, mientras tu pena y tu acongojo aumentaban. Que yo sepa, en la inmensa mayoría de los casos el abuso no iba a más. Niños indefensos de provincias, como yo mismo, como otros cientos, que tenemos en nuestro haber al menos una experiencia de manoseo. Cada cual sabrá la suya y la recordará de de manera distinta. No me siento especialmente traumatizado, aunque algunos años después me acerqué al colegio en compañía de otro manoseado y reventamos unos cuantos cristales a pedradas como venganza. Espero que el delito haya prescrito ya.

Recuerdo la decepción que sentí mucho tiempo más tarde al ver “La mala educación”, de Pedro Almodóvar, una película que confiaba me ayudaría a sentirme resarcido de la humillación, a sentirme vengado en el terreno del arte, sin tener que romper más cristales, pero me defraudó, me dejó tibio. Pensé que quizá a Almodóvar le había gustado la experiencia más que a mí y prefería el melodrama, más que la denuncia, para contar una historia similar a las que parecen repetirse en todos los colegios del mundo, desde Canadá a Estados Unidos, pasando por Irlanda y Alemania, donde franciscanos, hermanos de la salle, jesuitas y demás, abusaron de alumnos, monaguillos y niños del coro.

Recuerdo que aquellos metemanos con sotana se amparaban en el silencio de sus corderos, de unas víctimas que no teníamos el valor de contar a nuestros padres lo que había pasado en aquella enfermería o en aquel convento de franciscanos. En el franquismo hubo mucho de “omertá” mafiosa. Creo que elegían, además, a los que veían más propicios y débiles para sus alivios manuales, a los más desvalidos. Si la memoria no me falla, años después saltó la liebre y hubo un cierto escándalo en aquel Teruel de mis pecados, pero no fue más allá del traslado a otro colegio del abusón de turno para echar tierra sobre el asunto

viernes, 12 de marzo de 2010

LENGUA VIVA

Caturlazo: dícese de la pifia censora y de pocas luces que permite que una exposición de fotos ya publicadas que iban a ver cuatro gatos, se convierta en vergonzosa noticia nacional y de telediarios con la que saca pecho una Unión de Periodistas inoperante mientras la profesión se va a tomar por saco, y una oposición... diletante que chupa cámara a cuenta del desacato de un burdo inquisidor con rango de diputadoVer más

miércoles, 10 de marzo de 2010

INFELIZ Y CARÍSIMO 20 ANIVERSARIO

Canal 9 cumplió 20 años el pasado mes de octubre, Antena 3 hace un par de meses y Tele 5 estos mismos días, pero a ninguna de las tres me apetece cantarle el “Cumpleaños feliz”. No me salen las ganas ni la voz, y sí los reproches, los lamentos como espectador, como ciudadano y como periodista, porque las tres nos han dado gato por liebre, porque no han progresado adecuadamente sino al contrario y, después de una etapa de expansión y desarrollo, están en fase de decrecimiento y cuarto menguante. Además de no ganar pasta, en el caso de las privadas, sufren y nos hacen sufrir las consecuencias de no haber sabido aprovechar todo este tiempo para hacerlo mejor.

En el caso de las dos privadas, con su pan y el de sus accionistas y su audiencia se lo coman, pese a que añoro aquellos días en que, coincidiendo con las crisis del Prestige, Tele 5, con Angels Barceló de presentadora, fue un ejemplo de buen periodismo, de valentía, una verdadera alternativa al telón informativo que en ese momento imponía la televisión pública férreamente controlada por el gobierno de Aznar. Actualmente no espero mucho de una televisión controlada por Berlusconi y descaradamente volcada hacia el lado oscuro y escabroso de la vida. Ni siquiera puedo presumir de ser uno de esos que han trincado una buena pasta comprando acciones de la que se hizo llamar “La cadena amiga” o “La pantalla amiga”. Coincido con David Trueba en que, dos décadas después, anda muy lejos del compromiso de servicio público que prometieron cuando se les entregó la concesión, y quizá confundieron esa acepción de “servicio público” con la de letrina, mingitorio o cuarto de baño en el que volcar toda clase de excrecencias humanas.

Pero sin duda la más flagrante traición, la más descarada y la que más cara nos sale es la de Canal 9, cuyo recorrido, primero con el “enfant terrible” Amadeu Fabregat, que parecía tener al mismísimo Joan Lerma cogido de los cataplines para hacer lo que le daba en gana, y después con las sucesivas etapas del Partido Popular, cuando el intervencionismo gobernante ha ido creciendo tan desmesuradamente como la deuda acumulada, es un viaje a ninguna parte. Se reconocen unos 1.200 millones de euros, pero extraoficialmente se habla de 1.500 e incluso de 1.800, una abultadísima cantidad que habremos de pagar entre nosotros y nuestros hijos, si antes no se va todo al carajo o hay refundación y cuenta nueva como en el caso de RTVE.

¿Y para qué tanta pasta y tanta deuda? Pues para bien poco, y no lo digo porque con una plantilla multiplicada por cuatro tenga una audiencia que es la mitad de la que llegó a tener cuando todavía no se había convertido en una especie de “Conselleria de Propaganda”. Apenas un 10 por ciento de telespectadores sintonizan la única televisión que utiliza, aunque cada vez menos, la lengua propia de esta Comunidad.

Es tan curioso como significativo que la presentación de un libro sobre los veinte años de Canal 9, escrito por el joven traductor y periodista castellonense Josep Roselló, apenas congregase a una treintena de personas, entre las cuales sólo dos o tres debían tener menos de 40 años. Sería aventurado concluir que las cosas de esa cadena que cuenta con una audiencia rayana en la tercera edad, su suerte o su mala suerte, sus escándalos y omisiones, únicamente interesan a personas mayores o muy mayores. Y eso que es la televisión “generalista” que más películas emite en España, unas 30 a la semana.

No ha servido para impulsar el uso y extensión del valenciano, ni para promocionar el sector audiovisual, ni para dar faena a los estudios de doblaje, ni para vertebrar esta sociedad valenciana, ni para cohesionarla, ni para debatir nuestros problemas, ni para informar verazmente y objetivamente, con lealtad y pluralidad ¿Entonces para qué demonios ha servido? ¿Qué justifica esos 1.800 millones de deuda a 30 años? Y por si fuera poco, lo de Vicente Sanz, descabalgado de primera línea de la política para auparlo a un poder acosador y terrorífico de presunto Rasputín de tres al cuarto, que ahora estalla en grandes titulares de página de sucesos.

Para ese viaje no hacían falta tan costosísimas alforjas, pero es un error obviar que esa tele, ya hace veinte años, empezó mal, y que esta vez el mal no viene de Almansa, porque desde el primer día se empezó a traicionar aquella “Llei de Creació” defendida, siendo socialista de postín, por el actual Conseller Rafael Blasco. Amadeu Fabregat hizo siempre lo que le vino en gana, a menudo para epatar y dar la nota, aunque se rodease de profesionales más competentes, aunque hubiese algunos buenos programas, pero marcó el inicio de una deriva que, como la deuda, ha aumentado en progresión geométrica y convierte a Canal 9 en un ente percibido por muchos ciudadanos como un problema. Una televisión que en estos momentos paga a las productoras externas a 14 meses vista, y aun así nos sale por un ojo de la cara.

El listísimo Amadeu, el transgresor de Ajoblanco, tan amigo de sus amigos, tan venerado por su ingenio en algunos cafetines y círculos, tan admirado por su agudeza, por su desfachatez, por su verbo brillante, puso toda su incuestionable inteligencia no al servicio del mal, pero sí de un modelo de televisión chabacano, mediocre, garrulo y folklórico. Puso “el huevo de la serpiente”, y de aquellos barros de insoportable ligereza, estos lodos espesos y malolientes. Jesús Carrascosa, que lo adoraba en silencio, quiso imitarle en la Era Zaplana, pero con mucho menos “ingenuo y gracia”. Pedro García y todos los que vinieron después han sido jardineros fieles y sumisos en la tarea de mangoneo de una cadena pública de la que se avergüenza y a la que ha dado la espalda un excesivo número de ciudadanos. En estos momentos parece no existir ya ninguna voluntad de que sea una televisión de todos los valencianos. Cumple veinte años y su carácter es disglósico, sectario, instalado en el ocultamiento y el rifi-rafe, aquejado de muchos males crónicos. No valora lo que se hace en casa y prefiere fichar momios carísimos como Sánchez Dragó, Julián Lago, Carlos Dávila. Una pena de televisión que sí tiene quien le escriba -yo mismo- pero casi nadie que le sople las velas.

JR GARCIA ABERTOLIN

martes, 9 de marzo de 2010

FÚTBOL Y CONDONES

Si no he escuchado mal esta mañana, el Gobierno de Pretoria ha pedido al mundo libre una remesa urgente de mil millones en preservativos para que estén en Sudáfrica antes de que comience el próximo Campeonato Mundial de Fútbol, en el que por lo visto está previsto que se meta mucho más que goles. Los primeros en responder han sido los padres del Imperio por excelencia, los británicos, seguramente menos movidos por la solidaridad que por el riesgo de que algunos de sus holligans follen sin las mínimas precauciones, movidos por el apretón, por la alegría del triunfo o por la búsqueda de consuelo tras la derrota, y vuelvan a Gran Bretaña con algo más que una copa, o con un sidazo como la copa de un pino cuya conversión en enfermedad crónica le saldrá por un pico a su país.

Urge que nuestro Presidente Zapatero se pronuncie cuanto antes sobre la cantidad de condones que van a acompañar a la Selección, a "La Roja", como el lazo del SIDA, máxime cuando figura entre las favoritas y es previsible que haya mucho que celebrar, cada cual a su manera, y a buen seguro que algunos follando. A estas altura echo en falta campañas publicitarias de productos, desde yogures a detergentes, que sorteen viajes al cuerno de África, con entradas incluídas, para acompañar al combinado patrio. Estaría bien , visto lo visto, y dado que en Sudáfrica el SIDA campa a su aire, que el premio se acompañase con una caja con seis o más preservativos fiables. Queremos gloria, épica, triunfo, no contagios a manos de las miles de prostitutas y no prostitutas infectadas que aseguran que hay en ese país que supo vencer el apartheid, que incluso ha dado al mundo un maravilloso ejemplo de reconcialición y perdón, pero que ha perdido , de momento, la batalla contra una enfermedad cada día menos terrible en los países ricos pero que está siendo la ruina de muchos paises pobres.

Queremos que todos los seguidores de la mejor Selección que jamás haya llevado España a un campeonato mundial de Fútbol, vuelvan Invictus en todos los sentidos. Póntelo, pónselo.