lunes, 21 de mayo de 2012

“El lector de Julio Verne es una novela de aventuras pero también, en contra de mis previsiones, una novela de terror” ALMUDENA GRANDES EN LA FERIA DEL LIBRO DE VIVEROS


La  presentación a los medios de comunicación de la novela de Almudena Grandes “El lector de Julio Verne”, la más vendida en la Feria del libro de Valencia, tuvo un tumultuoso, pero no por ello menos divertido, carácter abierto y parcialmente callejero y soleado, con profesores de instituto y libreros de la Costera  mezclados entre los periodistas y decididos a tomar la palabra. También hubo niños, curiosos y hasta preguntones, aunque no creo que fuese porque  el protagonista de este segundo volumen de la serie “Episodios de una guerra interminable” sea un niño fascinante, un canijo retoño de Guardia Civil en la sierra de Jaén durante el trienio 1947, el más duro en la represión de la guerrilla que todavía soñaba con derribar el franquismo. 

-La novela trata de la guerrilla  desde una óptica completamente distinta a “Inés y la alegría”.Nino, que vive en un cuartel, escucha a través de las paredes cosas que no debería escuchar: palizas, gritos, delaciones, pero sobre todo una conversación entre su padre y su madre  que le va a cambiar la vida.

Ese chaval iba para guardia, era “carne de picoleto”, pero su baja estatura le va a librar de ese destino que marca la vida de quienes lo han elegido o se han visto abocados a él, especialmente en un pueblo como Fuensanta de Martos, “donde todo está relacionado con la guerrilla”

- Un pueblo donde lo más importante es “El cruce” que marca la frontera entre la guerrilla y el llano. Nino va a tener que ir más allá de “El cruce” para asistir a las clases de una mujer que lo ha perdido casi todo pero conserva  algunas cosas de su vida anterior, como una biblioteca casi clandestina con 300 novelas guardadas en cajas de fruta

Cuenta Almudena que algunas de esas novelas, las de aventuras, se convertirán en una “puerta hacia lo maravilloso” en medio de un medio ambiente de terror.

-Para que el terror sea eficaz  tiene que impregnar y cohesionar a una sociedad humillada. El terror es como una especie de maldición de la que no puede escapar nadie en el pueblo.

Nino, sin embargo, consigue convertir su vida  en una aventura tan grande como las novelas de Julio Verne que lee. Conoce a un personaje arrebatador, Pepe el Portugués, y entra también en su vida la figura del mítico jefe guerrillero Tomás Villén Roldán, “Cencerro”, mientras entre lectura y lectura va tomando posición y escapando del destino que tenía asignado.

-Pepe el portugués representa para Nino una isla de libertad, la única isla de libertad posible en Fuensanta de Martos en 1947, durante los años más duros de la posguerra española, cuando Franco decidió que los aliados no le iban a quitar del poder, y como no podía acabar con la guerrilla del monte decidió acabar con la guerra del llano, porque todos los vecinos del pueblo tenían  una doble vida.

Reconoce Almudena Grandes un homenaje a la literatura en esta novela, la segunda de una serie perfectamente planificada, sus “Episodios de una guerra interminable”, aunque Inés y la alegría, esta y todas las que han de venir, son novelas independientes  con un ”bonus” para el que las lee todas,”como en los videojuegos

-Es un homenaje  a la literatura, una novela de aventuras y también, en contra de mis previsiones, una novela de terror. Nino descubre la literatura como fuente de vida, le arma y le da poder para enfrentarse a una realidad muy dura.

Recuerda Almudena Grandes que es un libro inspirado en la vida de un amigo suyo que iba para Guardia Civil pero, a pesar de crecer lo normal, ha acabado de catedrático de psicología en la Universidad de Granada. Ella, sin embargo, lo ha tenido siempre claro.”Desde pequeña quería ser escritora; siempre he querido ser escritora”. Se lo dice a un niño al que le recomienda que “para escribir hay que vivir, vivir, y después vivir”. En esta, como en otras novelas de Almudena, hay cine, muchas posibilidades cinematográficas. Pero no quiere aventurarse, quizá escaldada por experiencias anteriores.

- “Inés y la alegría” fue guión de cine antes de ser novela. Ahora parece que estamos muy cerca, más cerca que nunca,  de convertirla en película. Reconozco que siempre me ha dado bastante aprensión  saber que alguien está “tocando” una obra mía, y por eso la solución es  adaptarme a mí misma.

Como es el Día de la libertad de expresión alguien le pregunta y le da pie para sacar su irrenunciable vena combativa.

-Ahora ya sabemos bien lo que es la globalización. Antes eran los partidos los que tenían medios de comunicación, y ahora son los grandes medios de comunicación los que tienen partidos. Con las redes sociales lo que pasa es que cada vez más la comunicación se está consolidando en el valor de la instantaneidad.

Preguntada sobre la llamativa madurez de un niño de 11 años como su protagonista, asegura que necesitaba un “niño que fuera un testigo útil”, y remacha afirmando que “los niños no crecen igual, de la misma forma, en los años buenos que en los años malos

Le pregunto cómo cree que se escribirá de la guerrilla, del maquis, cuando muera el último superviviente o el último  testigo.

-Es un tema sobre el que podría seguir escribiendo toda mi vida, uno de los grandes momentos de la historia de España, y nunca se dejará de hablar de que hubo gente  que no dejó de luchar ni un instante contras la dictadura. A veces parece que España es un país donde no impera la  ley de la gravedad, donde las manzanas no caen de los árboles, pero algún día las manzanas caerán, y espero que antes de que muera el último guerrillero las autoridades  les reconozcan  su aportación en la lucha por la libertad.
-       JR García Bertolín

viernes, 11 de mayo de 2012

LOS BANCOS AL PODER, QUE SUS HIJOS YA LO ESTÁN

No pudo ser más oportuno, cuando acabábamos de enterarnos de la esperada victoria de Hollande en Francia y también de que la Coalición de Izquierda Syriza había sido la segunda opción más votada en Grecia. Allí estaba Jordi Evole, con su Salvados, haciéndose el tonto/listo para salvar a algunos de su ignorancia sobre lo que es un pagaré , un descuento bancario, sobre el funcionamiento y financiación del Banco Central Europeo, del que nuestros bancos privados, tan inactivos en su función social como tóxicos en todo lo demás, reciben dinero al 1 % de interés pero en vez de prestárselo a empresarios como ese que fabrica los váteres de plástico que se instalan en los conciertos y visitas del Papa, prefieren comprar deuda pública al 5 o más por ciento. Jugadores de ventaja con ese dinero público que ellos saben convertir en privado y que para nada está contribuyendo a la reactivación económica. “Del Crédito al descrédito”, un buen título para el tránsito hacía una debacle financiera anunciada en un país de pelotazos y burbujas grandiosas, que supo ilustrar de forma excelente y clarificadora un tal Francisco Álvarez, vicepresidente de la Bolsa de París antes de dejarlo todo al acabar de convencerse de que el parqué bursátil era en realidad un casino lleno de ventajistas dispuestos a cualquier cosa. Quedó claro que mientras al ciudadano que no paga su crédito hipotecario se le desahucia de su casa, que el empresario con problemas de financiación acaba por cerrar su fábrica, a las entidades financieras se les ayuda con cantidades ingentes de dinero público en las mejores condiciones, para llegar a la conclusión de que, en realidad, son los bancos los que están controlando a los gobiernos en el actual panorama económico. Desde el hermoso enclave del Laberinto de Horta, sin dejar de rascarse la cabeza ni permitir que ningún concepto (ni ese de I+D+i) quedase insuficientemente explicado para el gran público, el antiguo Follonero dio el salto hasta la pequeña Islandia, que se rebeló contra un sistema financiero que les había llevado a la locura, y también allí encontró una excelente interlocutora, Elvira Méndez, catedrática de derecho europeo, que explicó elocuentemente el proceso que llevó a sentarse en el banquillo al primer ministro de ese país de volcanes, después de que buena parte de la población se negase a pagar las consecuencias de situación injusta. Al final, en ese programa rebelde, casi conseguimos entender con nitidez la diferencia entre deuda pública y deuda soberana. Eso fue antes de que en otra cadena, Antena 3, irrumpiese el descubridor, amigo y mentor de Jordi Evole, Andrés Buenafuente, entrevistando a un triunfito Bustamante obsesionado en caer bien y que le queramos. Sabia a poco, a soso, a renuncia, que no otra cosa parece ser la vida en la tele.