La presentación a los medios de
comunicación de la novela de Almudena Grandes “El lector de Julio Verne”, la
más vendida en la Feria del libro de Valencia, tuvo un tumultuoso, pero no por
ello menos divertido, carácter abierto y parcialmente callejero y soleado, con
profesores de instituto y libreros de la Costera mezclados entre los periodistas y decididos a tomar la
palabra. También hubo niños, curiosos y hasta preguntones, aunque no creo que
fuese porque el protagonista de
este segundo volumen de la serie “Episodios de una guerra interminable” sea un
niño fascinante, un canijo retoño de Guardia Civil en la sierra de Jaén durante
el trienio 1947, el más duro en la represión de la guerrilla que todavía soñaba
con derribar el franquismo.
-La
novela trata de la guerrilla desde
una óptica completamente distinta a “Inés y la alegría”.Nino, que vive en un
cuartel, escucha a través de las paredes cosas que no debería escuchar:
palizas, gritos, delaciones, pero sobre todo una conversación entre su padre y
su madre que le va a cambiar la
vida.
Ese chaval iba para
guardia, era “carne de picoleto”, pero su baja estatura le va a librar de ese
destino que marca la vida de quienes lo han elegido o se han visto abocados a
él, especialmente en un pueblo como Fuensanta de Martos, “donde todo está relacionado con la guerrilla”
- Un pueblo donde lo más importante es “El cruce” que
marca la frontera entre la guerrilla y el llano. Nino va a tener que ir más
allá de “El cruce” para asistir a las clases de una mujer que lo ha perdido
casi todo pero conserva algunas
cosas de su vida anterior, como una biblioteca casi clandestina con 300 novelas
guardadas en cajas de fruta
Cuenta Almudena que
algunas de esas novelas, las de aventuras, se convertirán en una “puerta hacia
lo maravilloso” en medio de un medio ambiente de terror.
-Para que el terror sea eficaz tiene que impregnar y cohesionar a una
sociedad humillada. El terror es como una especie de maldición de la que no
puede escapar nadie en el pueblo.
Nino, sin embargo,
consigue convertir su vida en una
aventura tan grande como las novelas de Julio Verne que lee. Conoce a un
personaje arrebatador, Pepe el Portugués, y entra también en su vida la figura
del mítico jefe guerrillero Tomás Villén Roldán, “Cencerro”, mientras entre
lectura y lectura va tomando posición y escapando del destino que tenía asignado.
-Pepe el portugués representa para Nino una
isla de libertad, la única isla de libertad posible en Fuensanta de Martos en
1947, durante los años más duros de la posguerra española, cuando Franco
decidió que los aliados no le iban a quitar del poder, y como no podía acabar
con la guerrilla del monte decidió acabar con la guerra del llano, porque todos
los vecinos del pueblo tenían una
doble vida.
Reconoce Almudena
Grandes un homenaje a la literatura en esta novela, la segunda de una serie
perfectamente planificada, sus “Episodios de una guerra interminable”, aunque
Inés y la alegría, esta y todas las que han de venir, son novelas
independientes con un ”bonus” para
el que las lee todas,”como en los videojuegos
-Es un homenaje
a la literatura, una novela de aventuras y también, en contra de mis
previsiones, una novela de terror. Nino descubre la literatura como fuente de
vida, le arma y le da poder para enfrentarse a una realidad muy dura.
Recuerda Almudena
Grandes que es un libro inspirado en la vida de un amigo suyo que iba para
Guardia Civil pero, a pesar de crecer lo normal, ha acabado de catedrático de
psicología en la Universidad de Granada. Ella, sin embargo, lo ha tenido
siempre claro.”Desde pequeña quería ser
escritora; siempre he querido ser escritora”. Se lo dice a un niño al que
le recomienda que “para escribir hay que
vivir, vivir, y después vivir”. En esta, como en otras novelas de Almudena,
hay cine, muchas posibilidades cinematográficas. Pero no quiere aventurarse,
quizá escaldada por experiencias anteriores.
- “Inés y la alegría” fue guión de cine antes de ser
novela. Ahora parece que estamos muy cerca, más cerca que nunca, de convertirla en película. Reconozco
que siempre me ha dado bastante aprensión
saber que alguien está “tocando” una obra mía, y por eso la solución
es adaptarme a mí misma.
Como es el Día de
la libertad de expresión alguien le pregunta y le da pie para sacar su
irrenunciable vena combativa.
-Ahora ya sabemos bien lo que es la globalización. Antes
eran los partidos los que tenían medios de comunicación, y ahora son los
grandes medios de comunicación los que tienen partidos. Con las redes sociales
lo que pasa es que cada vez más la comunicación se está consolidando en el
valor de la instantaneidad.
Preguntada sobre la
llamativa madurez de un niño de 11 años como su protagonista, asegura que
necesitaba un “niño que fuera un testigo
útil”, y remacha afirmando que “los
niños no crecen igual, de la misma forma, en los años buenos que en los años
malos”
Le pregunto cómo
cree que se escribirá de la guerrilla, del maquis, cuando muera el último
superviviente o el último testigo.
-Es un tema sobre el que podría seguir
escribiendo toda mi vida, uno de los grandes momentos de la historia de España,
y nunca se dejará de hablar de que hubo gente que no dejó de luchar ni un instante contras la dictadura. A
veces parece que España es un país donde no impera la ley de la gravedad, donde las manzanas no caen de los
árboles, pero algún día las manzanas caerán, y espero que antes de que muera el
último guerrillero las autoridades
les reconozcan su
aportación en la lucha por la libertad.
-
JR García Bertolín