viernes, 4 de junio de 2010

BUENAS NOTICIAS

Creo que era Lorenzo Milà quien durante alguna etapa como presentador de informativos televisivos se despedía con un “mañana volveremos con más noticias y quizás alguna sea buena”. Han pasado meses, a Milà se le ve mucho informando de un devastador e incesante vertido petrolífero en el Golfo de México, y las malas noticias no han hecho sino crecer. Las buenas, por el contrario, siguen menguando, resultan sospechosas en ocasiones y en otras extremadamente ambiguas. .

Si fuese director de periódico quizá dedicase un reportero a buscar buenas noticias, al menos una para cada portada, pero una agencia de buenas noticias estaría condenada al fracaso más allá de la prensa rosa y los ecos de sociedad. Las otras no venden, mayormente son pequeñas cosas que nos dejó un tiempo de rosas, y suelen recalar en un rincón, en un cajón, o en un papel que no se reproduce por miles. La propaganda no cuenta. Para que una buena noticia lo sea verdaderamente debe suscitar consenso. Miro en un periódico de hoy y no me sirve que la izquierda abertzale presione para que ETA deje de matar, porque eso ya lo he oído unas cuantas veces y quedan todavía pistoleros dispuestos a descerrajarle la cabeza a quien otro pistolero les ordene, ni tampoco que a la patronal le guste una reforma laboral impuesta, porque me consta que a los sindicatos y a parte de los españoles no les parece buena.

Hay que recelar también de los avances médicos difundidos a bombo y platillo, de todas las prótesis para acabar con el parkinson, de los fármacos milagrosos contra el Alzheimer, de las vacunas contra el sida o la malaria. Abren puertas de esperanza, no lo niego, pero siempre lo fían a largo plazo y sin estar debidamente testadas. No olvido el entusiasmo que el propio Freud manifestaba al experimentar en su propio cuerpo con dosis cada vez mayores de una sustancia milagrosa llamada…..¡cocaína!, ni que una multinacional descubrió la heroína como la “droga heroica”, el gran invento para curar a los adictos a la morfina, y luego fue peor el remedio que la enfermedad.

A falta de buenas noticias en el cambiante mercado de la información, parte del espacio que antaño ocuparon lo han tomado al asalto noticias frikis, raras, insólitas, las que suscitan un ¡Qué fuerte!, y de esas sí que hay a montones. Como ya existe Frikipedia, estoy pensando crear la agencia Friki Press

JR BERTOLIN