viernes, 10 de diciembre de 2010

TRUENO Y CAPITAN

¡Motor, silencio, rodando! LAS AVENTURAS DEL CAPITÁN TRUENO EN YÁTOVA
de José Ramón Garcia Bertolín


Aunque hayas visto cientos de películas, acaso miles, y te creas que algo sabes de cine, asistir en vivo y en caliente a la locura organizada de un rodaje como el de “El Capitán Trueno y el Santo Grial” es otra cosa, una experiencia de la que puede que salgas clamando contra la injusticia y dispuesto a colocarte en la fila central de todas los pasillos de las salas para poner la zancadilla a esa inmensa mayoría de espectadores que se levanta antes de que acaben, o incluso de que empiecen, los créditos. Porque el caos no es tal, sino un puzzle complejo en el que todas las piezas deben encajar, y cada uno de los que se mueven de aquí para allá por el paraje de “La Cueva de las Palomas”, en Chulilla, incluidos los inquietos caballos, tiene un papel y una misión en el engranaje que permite convertir, en once semanas y media, tres historias de tebeo en una historia de película que han hecho posible casi doscientas personas.



Llego a la hora del papeo. Nada de bocadillos. Un arroz dignísimo, salmón y pollo, postres variados, café e infusiones, de los que técnicos, actores, meritorios, figurantes, fotógrafos, juntos y a veces revueltos, dan cuenta en mesas con mantel de hule azul. Un curioso picnic cinematográfico en el que unos van cargados de herramientas y otros ataviados con uniformes de soldado. Me admira el camión de la empresa valenciana “Cuchara de Palo”, convertido en una versátil y eficaz cocina, y me hace pensar que hay gente que sabe buscarse la vida, que tiene buenas ideas y sabe convertirlas en realidad. Si vas a rodar algo, un anuncio, una peli, lo que sea, cuenta con ellos. No se les resecan las pechugas y consiguen hacer pescado jugoso para más de cien.



Después de El Escorial, Lagunas de Ruidera, Castillo de Calatrava, Baños de la Encina, Xeraco y el Pinoso, Chulilla es el último espacio natural de una película de trepidante acción que recupera el gusto por los escenarios naturales. Mañana a rematar la faena en la Ciudad de la Luz, donde el prota, Sergio Peris Mencheta, ya ha rodado y es un lugar que encuentra demasiado desangelado y frío, pero en el aspecto temperatura “La Cueva de las Palomas” no se queda corta, especialmente para Natasha y su alter ego Sigrid, con la imponente raja de su falda, más necesitada que nadie de un poco de abrigo. Al menos tanto como Laura, la otra Sigrid, la especialista que la dobla en las escenas a Caballo con la misma ropa, idéntica raja y la misma cabellera rubia de la chica de esta película tan esperada que se está montando en paralelo a su rodaje. Pau Vergara, guionista, productor, patrón, cuenta que ya se han montado ochenta minutos de la cinta dirigida por Antonio Hernández (Lisboa, En la ciudad sin Límites o Los Borgia) y está más que contento con el resultado



-Queremos que se quede en hora y media. Es una película comercial, para todos los públicos, que va a distribuir Disney



EL ANSIOSO RAMÓN LANGA



Hay gente de Madrid, Barcelona y Valencia, fundamentalmente, pero también se oye algún acento gallego, francés, andaluz…, y Solier, el entrenador para peleas y coreografías de lucha, es uruguayo. Los efectos especiales los pone Benefect y el vestuario encontramos a la histórica empresa Cornejo. Lo caballos aguardan su momento y los especialista van y vienen por el set de localización, donde no están todos los que son porque el campamento central se ha montado a la entrada del pueblo, con su camión de maquillaje y peluquería, su camón de vestuario, las furgonetas de producción, las confortables autocaravanas de los protagonistas e incluso una ambulancia, de obligada presencia cuando se ruedan escenas con especialistas. Esta mañana ha habido susto, cuando Ramón Langa, la voz de Bruce Willis, además de Blasco Ibáñez a las órdenes de Berlanga, que aquí hace de malo, se ha puesto tan malo que pensaban que era un infarto. Al final se trataba de una crisis de ansiedad. Falsa alarma.



Antes de comenzar el rodaje de una escena en la que intervienen también el joven Crispín, interpretado por Adrián Lamana; Morgano, al que encarna el actor valenciano Alejandro Jornet; Natasha Yarovenko, la bella Sigrid ,y como es el último día de campo y cine, ese Goliath al que da vida Manuel Martinez “Manolón”, campeón de España de Lanzamiento de peso, se fotografía alzando el peso de algunas compañeras con las que este deportista de élite convertido en actor (Capitán Trueno es su segunda experiencia) ha compartido esta experiencia intensa. Aparece también por allí el vasco Asier Etxeandia, que es el moro Hassan, y se escuchan conversaciones técnicas mientras se va despejando el camino y organizando todo para el momento en que, después del “Motor,silencio,rodando”, la chica de la claqueta y pantalones caídos diga aquello de “setenta y seis-seis-AB-toma primera”.Cambiando el número de la toma lo dirá una, dos, tres, cuatro, cinco, seis y hasta siete veces, y Manolón, con el parche ya puesto, repetirá su frase de tebeo:“Por el gran batracio verde, qué fácil ha sido”, le contestará Crispín y en esas aparecerá Morgano con un puñal clavado, al que acudirá a socorrer Sigrid. A la séptima el director la dará por buena.



Primero me coloco al lado del carro del sonido, luego junto a Javier Salmones, director de fotografía, al que le corresponde avisar de que cada vez quedan menos minutos de luz natural. También junto a los chicos del making off, Javier y Carlos, para tratar de hacerme una idea de conjunto. Escucho decir a alguien “Tráete al Ratón”, y no tiene nada que ver con ordenadores. Resulta que es un caballo con el que huirá Sigrid, que esta vez es Laura, la amazona especialista, y no la bella ucraniana. Hay que ponerlo en su marca y que no se mueva ni un centímetro. Antes el director Antonio Hernández habrá explicado la escena para que todo el mundo se haga cargo y habrá tranquilizado a Alejandro Jornet sobre la calidad y el resultado de su apuñalamiento fílmico. A Morgano no lo han matado bien y balbucea no se qué de la piedra de Lucifer. ”No te preocupes, que después hay montaje”.



En esta fase final del rodaje en exteriores pasan de cien personas, pero han llegado a ser casi doscientos. El responsable de sonido, Agustín Peinado, insiste en el silencio y el de fotografía pide que no se fume porque se ve el humo en los monitores .El puzzle no encaja si alguna de las piezas va por libre. Natasha escucha música con su Ipod y sablea algún cigarro mientras se rueda esta escena donde la doblan. Sergio Peris Mencheta, que antes bromeaba con unos y otros, ahora le toca ponerse las pilas. Avisa el director: “Va a ser un ensayo rodado”. Se escucha a su ayudante:”Oído,un poco de sangre en la daga, y luego “setenta y seis-siete a-primera”. Clac. A por otra



Antes de ser cine montado y bien montado, producido y postproducido, el rodaje de una película tiene algo de circo, aunque no lo sea, especialmente cuando se llena de caballos, peleas, guerreros, héroes y villanos. Es ese caos maravilloso y tenso que responde a una planificación con tiempos muy marcados y mucho dinero en juego en cada mal paso, casi tan malo como el malvado Sir Black que interpreta Gary Piquer. Lo peor ya ha pasado. Quedaron atrás días difíciles en el Castillo de Calatrava, y comienza la cuenta atrás que se prolongará hasta la fecha del estreno, en el puente de El Pilar de 2011, cuando el Capitán Trueno, su chica y sus amigos, comenzarán la aventura de la conquista de las salas de cine y el personaje creado por Víctor Mora habitará entre nosotros. Amen



JR GARCIA BERTOLÍN

No hay comentarios:

Publicar un comentario