viernes, 28 de enero de 2011

LEERNOS LA CARTILLA

Justo al día siguiente de nacer, nunca más tarde, mi padre nos abría una cartilla en la Caja de Ahorros y Monte de Piedad. Con un duro, que por aquel entonces era la doceava parte de un dólar que se mantenía siempre firme y constante, ni frío ni calor, ni ataques de los mercados, en sesenta pesetas la unidad. Al entregar aquel duro, aun sin salir de la incubadora, recibíamos un álbum cuya colección de cromos de animales, trajes regionales y monumentos nacionales iría aumentando en la medida que creciesen nuestros ahorros Aquellas cinco pesetas eran el principio de una hermosa amistad con la entidad que durante años nos daría de merendar la tarde de Reyes mientras nos poníamos hasta las cejas de películas de Tom y Jerry en el Salón de Actos. Más tarde La Caja nos llevaría de colonias de verano a Comarruga, y , bastantes años después, nos facilitaría el primer préstamo de nuestra vida para comprar una Vespa, antes de acoger a unos padres octogenarios- los que pusieron el primer duro- en un residencia que no lo parecía, de inigualable relación calidad precio, promovida por Obra Social. La Caja era algo próximo en nuestras vidas, de principio a fin. Próxima y amiga. Hasta nos hacía sentir que estaba de nuestro lado.

Como nada dura eternamente, el Monte de Piedad se tiró al monte, y los filantrópicos motivos de ayudar al necesitado y combatir la usura que llevaron a crearlo al Padre Piquer se convirtieron solo en una coartada para hacer caja en la caja. Quedaron los bonitos anuncios, que la publicidad es muy sufrida y engañosa, pero llegó el mamoneo, la obsesión de crecer, parecerse a los bancos y competir con ellos. Llegó el mangoneo de las Cajas de Ahorros por parte la clase política, su instrumentalización, su conversión en refugio y canonjía con excelente sueldo, de alcaldes, conselleres y hasta presidentes autonómicos ya amortizados, en detrimento de los impositores del duro, que empezaron a no tocar bola cuando irrumpió el mercado global y su deprisa deprisa. Se soltó dinero a espuertas para obras faraónicas condenadas al fracaso, se prestó dinero hipotecario sin control no con la intención de ayudar a la gente a tener una vivienda digna, sino para sumarse a la corriente especulativa que hincho la burbuja inmobiliaria hasta que explotó de forma tan brutal que nos quedamos todos empapados en un cemento que no para de endurecerse.

Las Cajas de Ahorros servirían como enésima demostración de la capacidad humana para pervertirlo todo, para traicionar cualquier buen fin o propósito, para joder la marrana y el invento. Fundidas, fusionadas, refundadas, cambiadas de nombre para borrar su identidad, intervenidas o fiscalizadas, al borde del abismo y cada vez más alejadas- años luz- del fin promover el ahorro, dar soporte a los emprendedores y a las pequeñas empresas, de ayudar a la gente a vivir mejor ahora que tanta falta hace, alguien debería pagarlo. Pero, como siempre, los culpables saldrán de rositas y buscarán acomodo en otros consejos de administración. Ya se aleja la caja. Adiós a los cromos y a las chocolatinas de Reyes, a Tom y a Jerry. Europa, la Merkel, el mercado global, Davos y la madre que los parió nos están leyendo la cartilla, y de qué manera. Acojona

JR GARCIA BERTOLIN

martes, 25 de enero de 2011

CANAPÉ-RAPTORS



Escribía Francisco Umbral en los albores de los 90 que una persona que manejase bien la agenda social madrileña podía comer gratis todos los días del año en la capital de España. Cuando lo dijo los dinosaurios ya se habían extinguido de la tierra en su mayor parte, pero una especie había logrado sobrevivir por su gran capacidad para adaptarse al medio urbano, los “Canaperaptors”, con los que ni siquiera ha logrado acabar esta brutal crisis que nos golpea. Siguen estando allí donde haya cuchipanda, un ágape, un coctel, un vino español, un aperitivo institucional, un papeo de gorra, donde todavía no se ha puesto definitivamente coto al canapé ni a las empresas de catering. Para verlos en acción, para poder apreciar sus movimientos felinos, su ágil y mortal danza en torno a bandejas y camareros, para estremecerse con sus ataques certeros, con su engullir en tres tiempos una pieza tras otra, sin atragantarse, sin escupir la mitad, basta con acudir a cualquier celebración, presentación o estreno cuya partida contemple unos cuantos euros para comprar delicatessen, o al menos kilo y medio de queso y jamón en lonchas.

En la Valencia abierta y hospitalaria, tierra de generosa tradición canapera, tienen su hábitat unos cuantos ejemplares, tan pródigos como canosos, de esta especie depredadora y bien capaz de sostener con sólo dos manos, y sin perder el equilibrio, un catálogo, un libro institucional, el abrigo, la cartera, una empanadilla, la copa, una empanadilla de queso y espinacas y uno o varios pinchos de dátil con beicon. ¡Prodigioso!. Sus habilidades cazadoras y devoradoras están bien testadas, mucho más que cualquier capacidad como periodistas, artistas plásticos o escritores. De profesión canapé-raptors, especialistas en papeos de gorra, en desarrollar ese instinto para distinguir en las agendas del día de Valencia y sus confines, aquellas convocatorias nutritivas. El olfato para la pitanza es su más agudo sentido.

El mundo científico debate sobre si el canapé-raptor es una especie en vías de extinción o esta garantizada su supervivencia. Se diría que en los tiempos que corren sus posibilidades de perpetuarse no son muchas, pero entre la manada de la alegre muchachada con el 42 por ciento de desempleo pueden encontrarse ejemplares jóvenes que apuntan maneras dentro de una evolución natural que les lleva a modificar gustos y preferencias, a valorar más el beber gratis total que el comer por la cara. Pocas palabras hay tan gratas y mágicas para ellos como las que se unen para formar “barra libre”

Los canapé-raptors viven al filo de lo imposible y saben que no son gratos pero sí temidos. Profundamente omnívoros y de fácil digerir, pero al mismo tiempo adictos al omeprazol, han logrado desarrollar una admirable capacidad para simular que atienden cuando el orador habla, que les interesa lo que su interlocutor les cuenta, mientras su atención está únicamente focalizada en la puerta por la que inician su paseíllo las presas con bandeja, a la s que no darán ninguna oportunidad.

JR GARCÍA BERTOLÍN

viernes, 21 de enero de 2011

FUSILES, NIÑOS Y FLORES

Estos fusiles floreados, inevitablemente, recuerdan a otros fusiles floreados en una primaveral y hermosa revolución de claveles que, allá por el 74, nos puso los dientes largos a millones de españoles, tanto que algunos nos fuimos corriendo a cruzar la frontera y, por mucho que pasen los años, por mucho que nos coma el olvido nunca podremos borrar de nuestros más intensos y hermosos recuerdos aquel Primero de Mayo en la Plaça do Rossio, vibrante corazón de un Portugal cuyo ímpetu transformador languidece tantos años después bajo las implacables reglas del mercado global. Descubrimos que los uniformes no siempre tenían que dar miedo.



Es un salto en el tiempo lo que provoca esa foto del soldado tunecino que muestra su fusil adornado con una flor.Como en aquel Portugal, no es fácil fiarse de unas fuerzas armadas más que sospechosas de complicidad con la dictadura, pero la poética sigue ahi, emergiendo por el lugar de las balas, como un abrazo hermoso con los anhelos de la gente, como un brote de esperanza. En Portugal el siguiento paso fue que un niño irrumpió en esa imagen para hacerse historiia y desplazar del primer plano a los soldados



Oiga, a quién tienen que pedirle los casi agnósticos, los moderadamente no creyentes, los que apenas ruegan dando o sin dar con el mazo, los que no rezan ni tiran de jaculatoria, los que sólo encienden velas para acabar con la oscuridad, los ecuménicos paganos, los sin dios,los que añoran un señor de los espacios infinitos sin adscripción confesional, los ....para que lo de Tunez vaya bien, para que la ira se calme y nazca en el Magreb, aquí al lado, un régimen democrático, acaso tan imperfecto como los del otro lado del mar, donde la familia y allegados del dictador de turno no se lo queden todo.



Que por una vez el mundo árabe no exporte fanatismo e intransigencia, ni tampoco el ofensivo despilfarrar de saudies,quataries y toda clase de emires árabes, sino libertad, fraternidad y toda la igualdad que sea posible. Que no se dé por hecho que en cualquier país de Africa siempre acaba pasando lo mismo y todas las esperanzas se desvanecen cuando un sátrapa sigue siempre a otro sátrapa.



Os dejo la letra de la canción que Lluis Llach compuso a aquella Revolución de los claveles que, después del batacazo chileno, llenó miles de gargantas con el grito "O povo unido, jamais sera vencido". Bendita, y a veces maldita, nostalgia



Companys, si sabeu on dorm la lluna blanca,

digueu-li que la vull

pero no puc anar a estimar-la,

que encara hi ha combat.



Companys, si coneixeu el cau de la sirena,

alla enmig de la mar,

jo l'aniria a veure,

pero encara hi ha combat.



I si un trist atzar m'atura i caic a terra,

porteu tots els meus cants

i un ram de flors vermelles

a qui tant he estimat,

si guanyem el combat.



Companys, si enyoreu les primaveres lliures,

amb vosaltres vull anar,

que per poder-les viure

jo me n'he fet soldat.



I si un trist atzar m'atura i caic a terra,

porteu tots els meus cants

i un ram de flors vermelles

a qui tant he estimat,

quan guanyem el combat.



EN CASTELLANO



Compañeros, si sabéis donde duerme la luna blanca,

decidla que la quiero

pero que no puedo acercarme a Amarla,

porque aún hay combate.



Compañeros, si conocéis el canto de la sirena,

allá en medio del mar,

yo me acercaria a buscarla,

pero aún hay combete.



Y si un triste azar me detiene y doy en tierra,

llevad todos mis cantos

y un ramo de flores rojas

a quien tanto he amado,

si ganamos el combate.



Compañeros, si buscáis las primaveras libres,

con vosotros quiero ir

que para poder vivirlas

me hice soldado.



Y si un triste azar me detiene y doy en tierra

llevad todos mis cantos

y un ramo de flores rojas

a quien tanto he amado.

Cuando ganemos el combate.

miércoles, 12 de enero de 2011

HAITÍ UN AÑO DESPUÉS

Hace un año que nuestros corazones encogieron cuando la tierra se abrió en ese pequeño y pobre pais americano donde 365 días después casi todo está por hacer y la sitiuación sigue siendo casi igual de terrible.La mayor parte de los paises que sacaron pecho solidario en la conferiencia de donantes no han cumplido lo que prometieron, salvo que algunos, como Estados Unidos, pretendan cobrarse en cooperación el desembolos de sus tropas militares de ocupación.Haiti, un año después, es paradigma de la incapacidad de un mundo en el que mandan los mercados y las multinacionales.



Las noticias que nos llegan no pueden ser más desalentadoras y contribuyen a perfilar la imagen de un estado completamente fallido ,de unpueblo golpeado y afligido por todo tipo de desgracias y catástrofes , naturales y no naturales, de un pais que no sabe valerse por sí mismo: pucherazo electoral, cólera, agresiones sexuales, delincuencia, desorganización, ruínas,incapacidad para desescombrar un sólo metro cúbico ...Sólo la religión y las creencias espirituales, incluído el vudú, parecen reconfortar a una parte de la población de esa nación que reclama toda esa solidaridad que, como decía Eduardo Galeano, es la ternura de los pueblos.



Ese balance de inoperancia e incapacidad internacional es una afrenta a los valores humanos, una reedición del antiguo y miserable "ojos que no ven, corazón que no siente".Haití es fiel reflejo de un mundo frágil, egoista, en el que cada día surgen nuevos elementos para concluir que todo nos conduce al desatre, donde no se hace nada cuando todo está por hacer y cualquier argumento se converte en coartada para la inoperancia.

LO QUE SÉ DE HAITÍ

Hoy el Telediario cuenta de graves disturbios en distintas ciudades haitianas, de asaltos y revueltas protagonizados por una población al límite de lo vitalmente imposible que echa la culpa a los Cascos Azules nepalíes de haber llevado al país el virus del cólera, que sigue contagiando y matando. Una cooperante asegura que lo peor está por llegar. Las imágenes son malas y la noticia dura apenas dos minutos


El año en que nací François Duvalier fue elegido presidente de Haití, un país del que en la España cerrada y dictatorial apenas se sabía nada más que lo que enseñaba la geografía oficial que se impartía en las aulas. Estábamos tan equivocados que ese nombre nos sonaba a paraíso, posiblemente porque lo asociábamos, o incluso lo confundíamos, con Tahití, en la Polinesia Francesa. A esa mitificación contribuía su ubicación caribeña (Caribe sonaba a felicidad) el nombre rimbombante de su capital, Puerto Príncipe, y la historia colonizadora que nos hablaba de la llegada de Colón a una isla hermosa llamada La Española

Tardaría algunos años en descubrir que la realidad era muy diferente, en empezar a recibir otra información, a conocer otros datos haitianos, que nunca eran buenos, a descubrir que Duvalier era un hijo de puta y un asesino que se mantenía en el poder a sangre y fuego con la ayuda de los Tonton Macoute, sus perros guardianes a los que se les atribuye más de 150.000 muertes. Papá Doc –siempre me pareció curioso que un tipo como ese tuviese un sobrenombre tan paternal- se hizo nombrar Presidente Vitalicio (más o menos como nuestro dictador Franco) y gobernaba con el apoyo de Estados unidos, que tutelaba la vida del país (más o menos como ocurría aquí). Ignoro si allí también había bases estratégicas y peligro comunista

A pesar de que España vivía un régimen feroz y de falta de libertades, también llamaba la atención que un dictador como Papa Doc dejase en el puesto a su propio hijo (todo muy bananero), que a un Duvalier (François) le sucediese otro Duvalier (Jean Claude), que los haitianos pasasen de sufrir las iras de Papa Doc a padecer las de Baby(Nené) Doc. A esas alturas ya tenía muy claro que Haití, en La Española, en el Caribe, no era ningún paraíso.

Pero el recuerdo más brutal que conservo del Haití de antes del terremoto y la epidemia de cólera tiene que ver con la insurrección popular que acabó casi treinta años de Papás y Babys Duvalier, las imágenes de la revuelta que aquí todo el mundo saludó al grito de “a todos los cerdos les llega su san Martín”, a pesar de las imágenes en que los torturadores ocupaban el lugar de torturados, de las detenciones de Tonton Macoutes. Parecía que, aunque fuese con ayuda del ejército, ese país cambiaba su destino y mejoraba su suerte, pero no…

Han sido tantos los cambios en el poder, los golpes de estado, los relevos presidenciales contados poco y mal, el paso de Henri Namphy a Manigat, el regreso de Namphy, que fue derrocado por Prosper Avril;luego Trouillot, y más tarde Jean Bertrand-Aristide, hasta una,dos y tres veces derrocado y repuesto. Entre medio más violencia, incluida una ocupación del país por los Cascos Azules…..y como colofón de este ir de tumbo en tumbo, el terremoto de 2010, la solidaridad momentánea, las promesas incumplidas y el papel “salvaguarda” de Estados Unidos.

En un país tan supuestamente católico como España llamó especialmente la atención un personaje como Aristide, debido a su condición de sacerdote salesiano que para muchos se antojaba como el redentor del pueblo destinado a poner fin a los problemas de un país tan castigado. Parece que no fue así, aunque mi documentación dice que René Préval, presidente cuando el 12 de enero se produjo el terremoto, era seguidor de Aristide

Sabemos que fue el primer país de América Latina en obtener su independencia, que su lema oficial copia el liberté, fraternité, legalité francés, que su constitución y su régimen presidencialistas se inspiras en Francia y Estados Unidos, perolas las vicisitudes de Haití han hecho que , especialmente después del terremoto, pero incluso ya antes, cuando encabezaba el récord de la pobreza y la instabilidad política, Haití fuese percibido como eso que las democracias formales suelen llamar “Estado fallido”, un sitio donde nada funciona y todo , aunque parezca casi imposible, pueda ir todavía a peor.

De algún modo es visto como el más africano de los países latinoamericanos (en el peor de los sentidos), también por el origen esclavo y negro de la mayor parte de su población, pero sobre todo por su incapacidad de salir adelante sin la tutela y la ayuda internacional. Haití es sinónimo de pobreza, de desigualad, de país mendicante, de destrucción de recursos naturales, de violencia, de catástrofes…

Un aspecto que llama mucho la atención, debido en buena parte a que ha sido de los más abordados (por exótico) en los medios de comunicación, es el del vudú, al parecer muy extendido, e incluso la creencia en los muertos vivientes (Zombies), aunque últimamente da la impresión de que allí casi todos los vivos se pasean permantemente en el linde la muerte. También sabemos que hay ricos que van a misa y viven en barrios mucho menos afectados por el terremoto.

Ni siquiera el seísmo de 2010, como tampoco los huracanes anteriores, los golpes de estado, los asaltos al poder, los mandatarios depuestos, han servido para que se de una imagen fiable y no interesada de ese país. La comunidad internacional, como suele ocurrir, respondió impulsivamente a la última de las grandes catástrofes, unos con soldados, otros con médicos, otros con ayuda material, y aquello se llenos de ONG’s. Pero los movimientos de solidaridad perdieron fuerza en poco tiempo y todos cuantos vienen de allí aseguran que lo peor para Haití empieza cuando deja de hablarse de su terrible situación. De hecho, ya hubo apagón informativo hasta que llegó la epidemia de cólera, y ayer, o anteayer, escuche que hacen falta urgentemente 120 millones de euros, ¿o era de dólares?, para hacer frente al enésimo problema de Haití.

No es mucho lo que sé de ese país que es una herida abierta permanentemente,
siempre supurando, pero que desde esta España empobrecida y cargada con sus propios problemas, que ha dejado de ser un país de nuevos ricos, se percibe demasiado lejano