viernes, 1 de junio de 2012

PAUL PRESTON, CONTRA EL OLVIDO

"El holocausto español ha sido silenciado tanto dentro como fuera de España"

No, no era un casting para ningún programa televisivo del que poder levarte una pasta larga, tampoco sorteaban puestos de trabajo ni regalaban cruceros al mando de capitanes solventes. Toda aquella gente que abarrotaba el viejo edificio de la universidad, La Nau, estaba allí asistir a una conferencia, para escuchar al hispanista británico Paul Preston hablando sobre “El holocausto español” en la conferencia que cerraba el Master en derechos humanos , Democracia y Justicia internacional. ¿Morbo? ¿Por qué llamarlo holocausto?




- Había una guerra civil innecesaria en la que la gente que la provocó mató innecesariamente a varios cientos de miles de personas, y eso a mi me parece un holocausto. Eso ocurre en muchas guerras civiles y también en muchas guerras de conquista de un país a otro. Para mi la gran diferencia respecto a lo que pasó en España es que fue un holocausto silenciado, tanto dentro como fuera, porque el régimen de Franco, el régimen de los vencedores, duró casi 40 añas durante los cuales hubo un lavadote cerebro de toda una nación, y porque además a las grandes potencias Franco les hacía falta como aliado y había como una especie de colaboración tácita en esa operación de silencio.



El hispanista británico recuerda la deliberada destrucción de documentación que se produjo en el final del franquismo para prolongar el silencio sobre un holocausto que protagoniza la última obra del apasionado y polémico Preston, que añade más leña al fuego al elegir tan emblemática palabra.



-No establezco comparación con lo que se llama “El Holocausto”, con mayúscula, porque no tiene comparación, porque es algo que pasó en toda la Europa ocupada, en más de 20 países a la vez, pero sí que veo lo que pasó en España como parte del proceso, que se inició en los años de entreguerras, de aniquilar a la izquierda. Sinceramente esperaba que iba a haber más polémica con motivo de mi uso de la palabra holocausto, y ha habido poquísima cosa. Hay mucha gente de este país que agrade que alguien diga, por fin, que lo que había pasado, este holocausto silenciado, es terrible



Asegura que muchos historiadores y escritores judíos ya pasan de la palabra holocausto y prefieren la palabra hebrea shoah, que significa calamidad o catástrofe. También tuvo mucho de eso lo ocurrido aquí, los asesinatos, los tiros, las fosas, las cunetas, y un silencio al que se plegaron también las instituciones democráticas.



- Es difícil hablar de la etapa democrática como si fuera una totalidad sin cambios internos, porque ha sido un sido un proceso largo, complicado y cronológico. En los primeros momentos de la transición la prioridad era no provocar otra guerra, ya que aunque no hubiese gran peligro sí que había temor. En el año 77 todavía existían unas fuerzas armadas entrenadas no para defender España del enemigo exterior, sino del interior, de la democracia; existía la guardia civil con el mismo cometido, la policía armada y hasta 200.000 falangistas con licencia de armas. Eso contribuyó a lo que después se ha llamado “El pacto del olvido”, de no hacer nada para no provocar todas que todas esas fuerzas impidiesen el proceso de democratización, cuya constancia legal es la Ley de Amnistía de 1977.



Asegura que los gobiernos de la derecha no han tenido ningún interés en hacer nada por la recuperación de la memoria, mientras que los de Felipe González todavía “tenían temores grandes a provocar represalias o a la extrema derecha, pero no sólo eso.



- Existía la conciencia de que abriría unos problemas legales tremendos, por ejemplo en relación a las propiedades confiscadas a los republicanos, algunas de las cuales pasaron después por montones de manos. ¿Cómo se organizada el proceso de indemnización? Había que anular todos los “procesos”, entre comillas, de los tribunales militares a cientos de miles de personas y temían una avalancha de peticiones de indemnización. Desde luego no hicieron lo suficiente



Preston, que inició su carrera a la sombra del Centro para el Estudio de la España Contemporánea en la London School of Economics, que hoy dirige, financiado en origen por el naranjero valenciano Ignacio Cañada Blanch, tiene prisa por comenzar su multitudinaria conferencia, pero no tanta como para rehuir en rueda de prensa una inevitable pregunta sobre Garzón.



-Lo de Garzón es otro tema. Si me hubiera consultado, otro galla habría cantado. Los que iban a por Garzón han mostrado muchísima inteligencia, y .al final han podido decir: ay, no, por lo de la memoria histórica ha sido absuelto. La pregunta es cómo se metió en esa trampa, como le enredaron, pero yo no estoy aquí para comentar cuestiones legales del sistema judicial español. Soy un guiri



Hay interés entre los periodistas en dar una dimensión en clave valenciana a ese holocausto, pero Preston insiste en que las diferencias entre regiones son colosales, y también en que en casi todos los sitios el gran esfuerzo para descubrir la verdad ha venido de particulares, más que de instituciones e incluso de universidades.



- La persona que más ha hecho para descubrir lo que pasó en el sur de España es el dueño de una gasolinera, y la que más ha hecho para descubrir lo que pasó en Valencia, tanto en zona republicana como en zona franquista, es el dueño de un estanco. El trabajo ha sido de particulares, salvo acaso Catalunya, donde existe la Institución Memòria Democrática. Quizá la región en que mejor ha sido estudiado, y con un resultado más fructífero, es La Rioja, y quien lo hizo es un cantautor



No le extraña nada que hayan decidido no rectificar la entrada sobre Franco en el gran diccionario de la historia, después de haber invertido tanto dinero y quedar tan comprometidos.



-Les costaría machismo rectificar, cambiarlo, salvo en una versión digital. Por otro lado me parece una lástima que por unas entradas muy conflictivas, se olvide el valor de muchas otras de un altísimo nivel. Para saber mi opinión personal, en contra, sobre el contenido de la entrada que hizo Luis Suárez Fernández, Presidente de la Fundación Nacional Francisco Franco, les recomiendo con que la compare con mi entrada en el Contradiccionario que hizo Ángel viñas

JR GARCIA BERTOLIN

LA EUROPA DE LA HORTERADA





Aunque fue sólo un día después, hay que desmentir que el Festival de Eurovisión forme parte de la celebración del “Día del orgullo Friki”. El frikismo – avant la leerte, incluso- forma parte desde hace mucho tiempo de la esencia de esta competición continental de gorgoritos y estéticas desaforadas, de este despliegue chicos y chicas- algunos de muy buen ver- en pos de la fama, que suele concluir, llegada la hora de votar, en demostraciones de buena vecindad y amistades geoestratégicas, en querencias que pasan olímpicamente de la calidad interpretativa. Muchos de los participantes de esta última edición, como la sueca Loreen, ganadora, como las abuelas rusas, como los gemelos irlandeses, como el marinero turco, como las buenísimas representantes de Grecia y Chipre, como los representantes rumanos que cantaban en afrocubano, reúnen méritos suficientes para hacer las delicias del sector menos apocalíptico y mas integrado- en añeja terminología de Umberto Eco, del mundo Frisi, sin llegar a extremos como el de Chikilicuatre, en el que se veía, y de ahí su fracaso rotundo, la larga sombra de la impostura.



El Festival representa la cara más orquestada de la Europa de la horterada. Su funcionamiento, sus pulsiones, su estética, sirven para constatar la convicción de que el viejo continente va por muy mal camino, aunque la canción ganadora, que Loreen cantó descalza, de puntillas, despeinada, oculta bajo su flequillo, llevase por título “Euphoria”, en referencia a un estado de cosas justamente contrario del que atraviesa un continente donde más de la mitad de los países participantes ni siquiera existían cuando Massiel ganó con La la la. Ahora hay más derroche de luces, coreografías y piernas, más despliegue de medios, más uniformidad, más mimetismo musical, más Lady Gaga y Madona, más cantantes dispuestos a renunciar a su lengua y sus raíces.



Pero veámosle el lado bueno, o los lados, y alegrémonos de que Pastora Soler no quedase entre las últimas, de que Portugal nos siga dando el premio gordo de los doce puntos, de que parte de los 6’5 millones de espectadores que tuvo la gala ahora sepan, hasta que se les olvide, que la capital de Azerbaiyán, país que tendrían dificultades para ubicar en el mapa, se llama Bakú (ciudad golpeada por el viento) nombre que suena a personaje simplón de dibujos animados, pero que es la capital de un estado que ha intentado, y en cierto modo ha logrado, pegárnosla con el festival de marras, venderse desde el atractivo estético de los videos turísticos entre canción y canción, desde su cuidada organización del festival, hasta el punto de que alguna cadena de televisión ha tenido que salir al paso para recordarnos que allí la represión convive en imperfecta armonía con la desigualdad social , la miseria y el injusto reparto de la riqueza generada por el petróleo. Por eso al año que viene, le toca a Suecia, donde el que parte y reparte no se lleva tan parte. Bakú, Bakú, ¿dónde te has metido?