martes, 16 de octubre de 2012

LORENZO:¿EXISTEN PICOLETOS COMO VIRGI Y BEVILACQUA?



Desde hace 14 años, cuando leí su primer libro de la saga Bevilacqua, “El lejano país de los estanques”, finalista del Premio Nadal, cuando tuve la suerte de entrevistar por primera vez a su siempre afable e interesante autor, han sido docenas las personas a las que he recomendado las sucesivas obras escritas por Lorenzo Silva que tienen como protagonistas a esa pareja de picoletos, sin duda insólita, que forman el ahora sargento Belilacqua y la cabo Virgina Chamorro. La mayoría han hecho caso omiso, y en no pocas ocasiones la respuesta ha venido de la mano del escepticismo e incluso de la burla. -



-¿Cómo? ¿Una novela protagonizada por dos guardias civiles? Anda ya…Este Berto se ha pasado. ¡Mira que recomendar una de picoletos, con toda la literatura buena que hay!



Pues sí, dos estupendos beneméritos guardias civiles, jóvenes, listos, medianamente cultos y leídos, sobre todo en lo suyo, bien preparados, criminológicamente científicos, guapos (especialmente después de verlos encarnados en Ingrid Rubio y Roberto Enríquez en la adaptación cinematográfica que Patricia Ferreira hizo de “El alquimista impaciente”, la segunda novela de la saga), distantes y críticos, aunque obedientes, con sus superiores, y mucho más, infinitamente más, Civiles que Guardias.



Tengo para mí que la mayoría de las veces esa recomendación ha caído en el saco roto que, por razones más que comprensibles, en muchas personas ha despertado y sigue despertando la Guardia Civil, ese cuerpo militarizado que no dudó en traicionar la legalidad Republicana cuantas veces pudo, baluarte de la represión franquista, de la guerra a muerte contra el maquis, de las palizas en el cuartel de turno a los humillados y vencidos o a los hambrientos de las posguerra , del Caso Almería…, hasta llegar al esperpéntico ¡Se sienten, coño! Del golpista Tejero y los suyos. El tricornio como símbolo y enseña de mal fario



Pese a ello he seguido insistiendo, recomendando esos libros, incluso para aquellos que no leen mucho y buscan cosas relativamente ligeras. Durante casi dos décadas he tenido la suerte de poder seguir entrevistando a Lorenzo Silva, flamante Premio Planeta, madrileño de Carabanchel y Getafe emigrado a Barcelona por amor, tras la publicación de cada una de sus novelas. Las otras: El nombre de los nuestros, Carta blanca, El blog del inquisidor…, y también las de la saga Bevilacqua, cada vez más sólida e interesante, con más calado literario, policial y extra policial, hasta llegar a esta, “La marca del meridiano” que lo ha convertido en “Autor Planeta” después de haber logrado antes el Nadal o el Premio Ojo Crítico.



El lejano país de los estanques, El alquimista impaciente, La niebla y la doncella, Nadie Vale más que otro, La reina sin espejo o La estrategia del agua, las novelas anteriores de la serie protagonizada por Bevilacqua y Chamorro (que incluso han tenido la oportunidad de ascender en el cuerpo del “Todo por la patria” en ese tránsito de 14 años). En cada nueva oportunidad de media hora de interrogatorio para la Turia no he podido evitar la tentación de preguntarle si de verdad de la buena, piensa, cree, que en la rancia Guardia Civil existen realmente agentes como sus dos protagonistas literarios. Incluso, en broma, le he llegado a acusar de ser algo así como el “Mister proper” de la Benemérita institución armada, de haber reunido méritos más que suficientes para que lo hagan “Picoleto de honor” por su empeño en lavarle la cara, tan bien, con tanta maestría, con tanta gracia e interés, a ese cuerpo que mantiene en su estructura y funcionamiento impresentables atavismo y anacronismos.



Me alegro infinitamente de este Premio Planeta para Lorenzo Silva, el abogado de una compañía eléctrica que lo dejó todo para dedicarse en cuerpo y alma a la literatura y sus aledaños. A ver si ahora algunos os animáis a entrar en el mundo de Chamorro y Bevilacqua, buena novela policiaca. Hacedlo libres de prejuicios, por favor, pensando acaso que ellos representan La Guardia Civil eficiente, profesional, eficaz, que sin duda desearíamos tener los demócratas, porque para eso la pagamos con nuestros impuestos. Con muchos como ellos este sería sin duda un país mejor



JR BERTOLÍN

lunes, 8 de octubre de 2012

EL ERROR DE LA BATALLA GENERACIONAL, TAN MISERABLE PERO TAN RENTABLE PARA ALGUNOS





Tener más de cincuenta años y un trabajo estable y dignamente retribuido en esta España sarnosa no solo te convierte en un ser que despierta recelo entre tantos jóvenes que creen saber más que tu y lamentablemente están en paro o subempleados en cualquier cosa y a cualquier precio, sino también en un objetivo a batir en aquellas empresas que atraviesan por dificultades, como prácticamente todas las periodísticas. Mentiría si dijese que me ha sorprendido la actitud del mercader camaleónico Cebrian,otrora delfín de Emilio Romero, de apuntar hacia las alturas de la experiencia para aligerar ese buque que capitanea por la nada despreciable cantidad de 13 millones de euros al año. Otro bluff más que echarnos a las espaldas en este país tan dado a los desengaños y a las imposturas, en este pais donde los jóvenes emigran a cualquier lado cargados con sus títulos y su ordenador personal con skype, como otros españoles, hace 50 años, cargaron su analfabetismo en maletas de cartón y trenes de hacinamiento, y los más viejos de cincuenta (a los que hasta nada se empeñaban en considerar casi "nuevos jóvenes" ) apenas parecen tener su sitio entre los pensionistas y prejubilados.

DE LA MALETA DE CARTÓN AL SKYPE. OTRA VEZ EMIGRANTES





La emigración siempre es desarraigo, desgarro, siempre va acompañada por esa rabia que produce abandonar lo que se ama, como decía Labordeta, aunque lo que se ame sea un país lleno de hijos de puta que a menudo apesta, comido por la sarna de la falta oportunidades, por la imposibilidad de encontrar un trabajo decente, o ni siquiera uno indecente y mal pagado, como esa España de los años 60 a la que remitía el excelente documental “El tren de la memoria”, tan oportunamente emitido en Versión Española.



Algunos pensarán que poco a o nada tienen que ver estos hijos nuestros, ingenieros, veterinarios, publicistas, abogados.., que cogen un vuelo low cost para buscarse la vida como camareros, como recepcionistas de hotel en Edimburgo o Hamburgo, con esos dos millones de españoles que hace cincuenta años salieron de España en trenes infames y cargados con maletas de cartón con destino a Alemania, Francia, Suiza y los Países Bajos. Casi el ochenta por ciento de aquellos emigrantes hacinados en vagones que parecían a punto de desencajarse en el traqueteo eran analfabetos, y la mitad de ellos clandestinos y sin contrato de trabajo. Estos de ahora tienen estudios, chapurrean o hablan medianamente bien el inglés , el francés o el alemán, pero comparten la común condición de emigrantes forzosos con aquellos antepasados de gestos tristes reflejados en el documental dirigido por ana Pérez y Marta Arribas, cuya visión produce una enorme rabia y recelo tanto hacía el país que expulsa a sus hijos, también a los mejor formados, como hacía los países receptores que hoy, igual que en los 60, se aprovechan del perro flaco comido por las pulgas, de una España maltrecha que ya no es franquista ni fascista pero en la que anidan toda clase de aves rapaces.



Ahora las cartas que empezaban con aquel “Por la presente….”, y que algunas veces eran dictadas por quien ni siquiera sabía escribir, han sido sustituidas por conversaciones en el skype, por intercambio de información a través del wasap. Pero la esencia de la ausencia permanece, aunque la foto en blanco y negro haya sido sustituida por otra a todo color que llega a través del móvil y en las que puede verse al hijo ausente comiéndose una paella junto a otros hijos ausentes, reunidos para reir y añorar en el exilio forzoso. Solo falta que vuelvan a resurgir por doquier, en esa Europa rica que nos mira con menosprecio por haber malbaratado nuestras oportunidades, aquellos clubes y centros del emigrante, aquellas Casas de España, donde nuestros emigrantes se recluían más o menos voluntariamente huyendo del rechazo de la población nativa, de quienes los veían como “españoles de mierda”, carnaza de tajo y jornadas interminables, carne de barracón, mano de obra barata. Ahora, en lugar de enviarles joteros, flamenquitos y castañuelas de Lucero Tena, tal vez nuestro ingenioso gobierno acabe por reclutar artistas concursantes televisivos para entretenerles en Navidad si, a diferencia de El Almendro, no pueden volver a casa. Maldito muro del idioma y las costumbres que sitúa en inferioridad de condiciones al que viene de otro lugar y lo hace más vulnerable. Carne de cañón

viernes, 1 de junio de 2012

PAUL PRESTON, CONTRA EL OLVIDO

"El holocausto español ha sido silenciado tanto dentro como fuera de España"

No, no era un casting para ningún programa televisivo del que poder levarte una pasta larga, tampoco sorteaban puestos de trabajo ni regalaban cruceros al mando de capitanes solventes. Toda aquella gente que abarrotaba el viejo edificio de la universidad, La Nau, estaba allí asistir a una conferencia, para escuchar al hispanista británico Paul Preston hablando sobre “El holocausto español” en la conferencia que cerraba el Master en derechos humanos , Democracia y Justicia internacional. ¿Morbo? ¿Por qué llamarlo holocausto?




- Había una guerra civil innecesaria en la que la gente que la provocó mató innecesariamente a varios cientos de miles de personas, y eso a mi me parece un holocausto. Eso ocurre en muchas guerras civiles y también en muchas guerras de conquista de un país a otro. Para mi la gran diferencia respecto a lo que pasó en España es que fue un holocausto silenciado, tanto dentro como fuera, porque el régimen de Franco, el régimen de los vencedores, duró casi 40 añas durante los cuales hubo un lavadote cerebro de toda una nación, y porque además a las grandes potencias Franco les hacía falta como aliado y había como una especie de colaboración tácita en esa operación de silencio.



El hispanista británico recuerda la deliberada destrucción de documentación que se produjo en el final del franquismo para prolongar el silencio sobre un holocausto que protagoniza la última obra del apasionado y polémico Preston, que añade más leña al fuego al elegir tan emblemática palabra.



-No establezco comparación con lo que se llama “El Holocausto”, con mayúscula, porque no tiene comparación, porque es algo que pasó en toda la Europa ocupada, en más de 20 países a la vez, pero sí que veo lo que pasó en España como parte del proceso, que se inició en los años de entreguerras, de aniquilar a la izquierda. Sinceramente esperaba que iba a haber más polémica con motivo de mi uso de la palabra holocausto, y ha habido poquísima cosa. Hay mucha gente de este país que agrade que alguien diga, por fin, que lo que había pasado, este holocausto silenciado, es terrible



Asegura que muchos historiadores y escritores judíos ya pasan de la palabra holocausto y prefieren la palabra hebrea shoah, que significa calamidad o catástrofe. También tuvo mucho de eso lo ocurrido aquí, los asesinatos, los tiros, las fosas, las cunetas, y un silencio al que se plegaron también las instituciones democráticas.



- Es difícil hablar de la etapa democrática como si fuera una totalidad sin cambios internos, porque ha sido un sido un proceso largo, complicado y cronológico. En los primeros momentos de la transición la prioridad era no provocar otra guerra, ya que aunque no hubiese gran peligro sí que había temor. En el año 77 todavía existían unas fuerzas armadas entrenadas no para defender España del enemigo exterior, sino del interior, de la democracia; existía la guardia civil con el mismo cometido, la policía armada y hasta 200.000 falangistas con licencia de armas. Eso contribuyó a lo que después se ha llamado “El pacto del olvido”, de no hacer nada para no provocar todas que todas esas fuerzas impidiesen el proceso de democratización, cuya constancia legal es la Ley de Amnistía de 1977.



Asegura que los gobiernos de la derecha no han tenido ningún interés en hacer nada por la recuperación de la memoria, mientras que los de Felipe González todavía “tenían temores grandes a provocar represalias o a la extrema derecha, pero no sólo eso.



- Existía la conciencia de que abriría unos problemas legales tremendos, por ejemplo en relación a las propiedades confiscadas a los republicanos, algunas de las cuales pasaron después por montones de manos. ¿Cómo se organizada el proceso de indemnización? Había que anular todos los “procesos”, entre comillas, de los tribunales militares a cientos de miles de personas y temían una avalancha de peticiones de indemnización. Desde luego no hicieron lo suficiente



Preston, que inició su carrera a la sombra del Centro para el Estudio de la España Contemporánea en la London School of Economics, que hoy dirige, financiado en origen por el naranjero valenciano Ignacio Cañada Blanch, tiene prisa por comenzar su multitudinaria conferencia, pero no tanta como para rehuir en rueda de prensa una inevitable pregunta sobre Garzón.



-Lo de Garzón es otro tema. Si me hubiera consultado, otro galla habría cantado. Los que iban a por Garzón han mostrado muchísima inteligencia, y .al final han podido decir: ay, no, por lo de la memoria histórica ha sido absuelto. La pregunta es cómo se metió en esa trampa, como le enredaron, pero yo no estoy aquí para comentar cuestiones legales del sistema judicial español. Soy un guiri



Hay interés entre los periodistas en dar una dimensión en clave valenciana a ese holocausto, pero Preston insiste en que las diferencias entre regiones son colosales, y también en que en casi todos los sitios el gran esfuerzo para descubrir la verdad ha venido de particulares, más que de instituciones e incluso de universidades.



- La persona que más ha hecho para descubrir lo que pasó en el sur de España es el dueño de una gasolinera, y la que más ha hecho para descubrir lo que pasó en Valencia, tanto en zona republicana como en zona franquista, es el dueño de un estanco. El trabajo ha sido de particulares, salvo acaso Catalunya, donde existe la Institución Memòria Democrática. Quizá la región en que mejor ha sido estudiado, y con un resultado más fructífero, es La Rioja, y quien lo hizo es un cantautor



No le extraña nada que hayan decidido no rectificar la entrada sobre Franco en el gran diccionario de la historia, después de haber invertido tanto dinero y quedar tan comprometidos.



-Les costaría machismo rectificar, cambiarlo, salvo en una versión digital. Por otro lado me parece una lástima que por unas entradas muy conflictivas, se olvide el valor de muchas otras de un altísimo nivel. Para saber mi opinión personal, en contra, sobre el contenido de la entrada que hizo Luis Suárez Fernández, Presidente de la Fundación Nacional Francisco Franco, les recomiendo con que la compare con mi entrada en el Contradiccionario que hizo Ángel viñas

JR GARCIA BERTOLIN

LA EUROPA DE LA HORTERADA





Aunque fue sólo un día después, hay que desmentir que el Festival de Eurovisión forme parte de la celebración del “Día del orgullo Friki”. El frikismo – avant la leerte, incluso- forma parte desde hace mucho tiempo de la esencia de esta competición continental de gorgoritos y estéticas desaforadas, de este despliegue chicos y chicas- algunos de muy buen ver- en pos de la fama, que suele concluir, llegada la hora de votar, en demostraciones de buena vecindad y amistades geoestratégicas, en querencias que pasan olímpicamente de la calidad interpretativa. Muchos de los participantes de esta última edición, como la sueca Loreen, ganadora, como las abuelas rusas, como los gemelos irlandeses, como el marinero turco, como las buenísimas representantes de Grecia y Chipre, como los representantes rumanos que cantaban en afrocubano, reúnen méritos suficientes para hacer las delicias del sector menos apocalíptico y mas integrado- en añeja terminología de Umberto Eco, del mundo Frisi, sin llegar a extremos como el de Chikilicuatre, en el que se veía, y de ahí su fracaso rotundo, la larga sombra de la impostura.



El Festival representa la cara más orquestada de la Europa de la horterada. Su funcionamiento, sus pulsiones, su estética, sirven para constatar la convicción de que el viejo continente va por muy mal camino, aunque la canción ganadora, que Loreen cantó descalza, de puntillas, despeinada, oculta bajo su flequillo, llevase por título “Euphoria”, en referencia a un estado de cosas justamente contrario del que atraviesa un continente donde más de la mitad de los países participantes ni siquiera existían cuando Massiel ganó con La la la. Ahora hay más derroche de luces, coreografías y piernas, más despliegue de medios, más uniformidad, más mimetismo musical, más Lady Gaga y Madona, más cantantes dispuestos a renunciar a su lengua y sus raíces.



Pero veámosle el lado bueno, o los lados, y alegrémonos de que Pastora Soler no quedase entre las últimas, de que Portugal nos siga dando el premio gordo de los doce puntos, de que parte de los 6’5 millones de espectadores que tuvo la gala ahora sepan, hasta que se les olvide, que la capital de Azerbaiyán, país que tendrían dificultades para ubicar en el mapa, se llama Bakú (ciudad golpeada por el viento) nombre que suena a personaje simplón de dibujos animados, pero que es la capital de un estado que ha intentado, y en cierto modo ha logrado, pegárnosla con el festival de marras, venderse desde el atractivo estético de los videos turísticos entre canción y canción, desde su cuidada organización del festival, hasta el punto de que alguna cadena de televisión ha tenido que salir al paso para recordarnos que allí la represión convive en imperfecta armonía con la desigualdad social , la miseria y el injusto reparto de la riqueza generada por el petróleo. Por eso al año que viene, le toca a Suecia, donde el que parte y reparte no se lleva tan parte. Bakú, Bakú, ¿dónde te has metido?

lunes, 21 de mayo de 2012

“El lector de Julio Verne es una novela de aventuras pero también, en contra de mis previsiones, una novela de terror” ALMUDENA GRANDES EN LA FERIA DEL LIBRO DE VIVEROS


La  presentación a los medios de comunicación de la novela de Almudena Grandes “El lector de Julio Verne”, la más vendida en la Feria del libro de Valencia, tuvo un tumultuoso, pero no por ello menos divertido, carácter abierto y parcialmente callejero y soleado, con profesores de instituto y libreros de la Costera  mezclados entre los periodistas y decididos a tomar la palabra. También hubo niños, curiosos y hasta preguntones, aunque no creo que fuese porque  el protagonista de este segundo volumen de la serie “Episodios de una guerra interminable” sea un niño fascinante, un canijo retoño de Guardia Civil en la sierra de Jaén durante el trienio 1947, el más duro en la represión de la guerrilla que todavía soñaba con derribar el franquismo. 

-La novela trata de la guerrilla  desde una óptica completamente distinta a “Inés y la alegría”.Nino, que vive en un cuartel, escucha a través de las paredes cosas que no debería escuchar: palizas, gritos, delaciones, pero sobre todo una conversación entre su padre y su madre  que le va a cambiar la vida.

Ese chaval iba para guardia, era “carne de picoleto”, pero su baja estatura le va a librar de ese destino que marca la vida de quienes lo han elegido o se han visto abocados a él, especialmente en un pueblo como Fuensanta de Martos, “donde todo está relacionado con la guerrilla”

- Un pueblo donde lo más importante es “El cruce” que marca la frontera entre la guerrilla y el llano. Nino va a tener que ir más allá de “El cruce” para asistir a las clases de una mujer que lo ha perdido casi todo pero conserva  algunas cosas de su vida anterior, como una biblioteca casi clandestina con 300 novelas guardadas en cajas de fruta

Cuenta Almudena que algunas de esas novelas, las de aventuras, se convertirán en una “puerta hacia lo maravilloso” en medio de un medio ambiente de terror.

-Para que el terror sea eficaz  tiene que impregnar y cohesionar a una sociedad humillada. El terror es como una especie de maldición de la que no puede escapar nadie en el pueblo.

Nino, sin embargo, consigue convertir su vida  en una aventura tan grande como las novelas de Julio Verne que lee. Conoce a un personaje arrebatador, Pepe el Portugués, y entra también en su vida la figura del mítico jefe guerrillero Tomás Villén Roldán, “Cencerro”, mientras entre lectura y lectura va tomando posición y escapando del destino que tenía asignado.

-Pepe el portugués representa para Nino una isla de libertad, la única isla de libertad posible en Fuensanta de Martos en 1947, durante los años más duros de la posguerra española, cuando Franco decidió que los aliados no le iban a quitar del poder, y como no podía acabar con la guerrilla del monte decidió acabar con la guerra del llano, porque todos los vecinos del pueblo tenían  una doble vida.

Reconoce Almudena Grandes un homenaje a la literatura en esta novela, la segunda de una serie perfectamente planificada, sus “Episodios de una guerra interminable”, aunque Inés y la alegría, esta y todas las que han de venir, son novelas independientes  con un ”bonus” para el que las lee todas,”como en los videojuegos

-Es un homenaje  a la literatura, una novela de aventuras y también, en contra de mis previsiones, una novela de terror. Nino descubre la literatura como fuente de vida, le arma y le da poder para enfrentarse a una realidad muy dura.

Recuerda Almudena Grandes que es un libro inspirado en la vida de un amigo suyo que iba para Guardia Civil pero, a pesar de crecer lo normal, ha acabado de catedrático de psicología en la Universidad de Granada. Ella, sin embargo, lo ha tenido siempre claro.”Desde pequeña quería ser escritora; siempre he querido ser escritora”. Se lo dice a un niño al que le recomienda que “para escribir hay que vivir, vivir, y después vivir”. En esta, como en otras novelas de Almudena, hay cine, muchas posibilidades cinematográficas. Pero no quiere aventurarse, quizá escaldada por experiencias anteriores.

- “Inés y la alegría” fue guión de cine antes de ser novela. Ahora parece que estamos muy cerca, más cerca que nunca,  de convertirla en película. Reconozco que siempre me ha dado bastante aprensión  saber que alguien está “tocando” una obra mía, y por eso la solución es  adaptarme a mí misma.

Como es el Día de la libertad de expresión alguien le pregunta y le da pie para sacar su irrenunciable vena combativa.

-Ahora ya sabemos bien lo que es la globalización. Antes eran los partidos los que tenían medios de comunicación, y ahora son los grandes medios de comunicación los que tienen partidos. Con las redes sociales lo que pasa es que cada vez más la comunicación se está consolidando en el valor de la instantaneidad.

Preguntada sobre la llamativa madurez de un niño de 11 años como su protagonista, asegura que necesitaba un “niño que fuera un testigo útil”, y remacha afirmando que “los niños no crecen igual, de la misma forma, en los años buenos que en los años malos

Le pregunto cómo cree que se escribirá de la guerrilla, del maquis, cuando muera el último superviviente o el último  testigo.

-Es un tema sobre el que podría seguir escribiendo toda mi vida, uno de los grandes momentos de la historia de España, y nunca se dejará de hablar de que hubo gente  que no dejó de luchar ni un instante contras la dictadura. A veces parece que España es un país donde no impera la  ley de la gravedad, donde las manzanas no caen de los árboles, pero algún día las manzanas caerán, y espero que antes de que muera el último guerrillero las autoridades  les reconozcan  su aportación en la lucha por la libertad.
-       JR García Bertolín

viernes, 11 de mayo de 2012

LOS BANCOS AL PODER, QUE SUS HIJOS YA LO ESTÁN

No pudo ser más oportuno, cuando acabábamos de enterarnos de la esperada victoria de Hollande en Francia y también de que la Coalición de Izquierda Syriza había sido la segunda opción más votada en Grecia. Allí estaba Jordi Evole, con su Salvados, haciéndose el tonto/listo para salvar a algunos de su ignorancia sobre lo que es un pagaré , un descuento bancario, sobre el funcionamiento y financiación del Banco Central Europeo, del que nuestros bancos privados, tan inactivos en su función social como tóxicos en todo lo demás, reciben dinero al 1 % de interés pero en vez de prestárselo a empresarios como ese que fabrica los váteres de plástico que se instalan en los conciertos y visitas del Papa, prefieren comprar deuda pública al 5 o más por ciento. Jugadores de ventaja con ese dinero público que ellos saben convertir en privado y que para nada está contribuyendo a la reactivación económica. “Del Crédito al descrédito”, un buen título para el tránsito hacía una debacle financiera anunciada en un país de pelotazos y burbujas grandiosas, que supo ilustrar de forma excelente y clarificadora un tal Francisco Álvarez, vicepresidente de la Bolsa de París antes de dejarlo todo al acabar de convencerse de que el parqué bursátil era en realidad un casino lleno de ventajistas dispuestos a cualquier cosa. Quedó claro que mientras al ciudadano que no paga su crédito hipotecario se le desahucia de su casa, que el empresario con problemas de financiación acaba por cerrar su fábrica, a las entidades financieras se les ayuda con cantidades ingentes de dinero público en las mejores condiciones, para llegar a la conclusión de que, en realidad, son los bancos los que están controlando a los gobiernos en el actual panorama económico. Desde el hermoso enclave del Laberinto de Horta, sin dejar de rascarse la cabeza ni permitir que ningún concepto (ni ese de I+D+i) quedase insuficientemente explicado para el gran público, el antiguo Follonero dio el salto hasta la pequeña Islandia, que se rebeló contra un sistema financiero que les había llevado a la locura, y también allí encontró una excelente interlocutora, Elvira Méndez, catedrática de derecho europeo, que explicó elocuentemente el proceso que llevó a sentarse en el banquillo al primer ministro de ese país de volcanes, después de que buena parte de la población se negase a pagar las consecuencias de situación injusta. Al final, en ese programa rebelde, casi conseguimos entender con nitidez la diferencia entre deuda pública y deuda soberana. Eso fue antes de que en otra cadena, Antena 3, irrumpiese el descubridor, amigo y mentor de Jordi Evole, Andrés Buenafuente, entrevistando a un triunfito Bustamante obsesionado en caer bien y que le queramos. Sabia a poco, a soso, a renuncia, que no otra cosa parece ser la vida en la tele.

viernes, 20 de abril de 2012

UN MEDIO IMPLACABLE

“Estoy más que harto y no quiero seguir soportándolo”. El iluminado presentador que interpreta Peter Finch en “Network, un mundo implacable” invita a sus espectadores a que abran las ventanas y griten que ya no pueden más, les incita a que se revelen y de paso sube la audiencia de la cadena que estaba dispuesta a despedirlo hasta el momento en que anunció su intención de suicidarse en pantalla. Algo así, un subidón de esas dimensiones, nos vendría bien en estos momentos en que estamos más que hartos, hasta el pirri, de tanto chorizo, tanto monarca cazador de elefantes, tanto batacazo económico, tan negro futuro, tanto Urdangarín y tanto político trincador, mediocre y profesionalizado en el peor de los sentidos, tanta princesa del pueblo y tanto casposo olfateador de braguetas que se pasea cual reina madre, o reina del mambo, por los platós.

Hay películas que envejecen mal, superadas por la historia, que plantean viejos asuntos que han dejado de interesarnos. No es el caso, desde luego, de la cinta dirigida por Sidney Lumet que ya en el año 1976 mostraba con toda su crudeza las vísceras sangrantes del mundo televisivo, las batallas miserables por la audiencia, la dictadura de un medio que , salvo honrosas excepciones, no hace más que maltratar a una sociedad sumisa y aborregada que traga con todo. Aquí por aquel entonces apenas teníamos dos cadenas, públicas, que a duras penas intentaban dejar de imponer otra dictadura bien distinta a la de las audiencias, pero todo habría de llegar, y vaya si ha llegado.

Personajes como los que interpretan Faye Dunaway o Robert Duvall los hay por docenas, sin duda, en el panorama televisivo español. Lo deben estar pasando francamente mal , incluso peor que el pobre iluminado Peter Finch, en esta desolación informativa en la que, a falta de capital árabe dispuesto a comprarlos, a comprarnos, asistimos a la feroz pelea por el reparto de una escuálida, reseca y agria tarta, de una publicidad menguante. Tal vez sería el momento para anunciar una buena muerte en directo, ahora que Nieves Herrero, curtida en Alcácer, ha vuelto y lo ha hecho de la mano de la tele de la Conferencia Episcopal, porque el concurso de pedos por autonomías sí que está superado por la historia, y los programas de cotilleo recuerdan un cuarto de estar donde se come y se viste con zapatillas, donde con grandes dosis de vulgaridad y un lenguaje con menos de mil palabras, no es extraño enterarte de más cosas sobre el inconveniente tiro en el pie de Felipe Froilan –por ejemplo-que en el informativo de alguna cadena privada. No sólo el Rey- como ha afirmado un diario alemán- todos parecemos metidos en una tormenta de mierda.

miércoles, 11 de abril de 2012

“Este país necesita más alegría literaria”

“El best seller va a matar la literatura”
LA INMORTALIDAD SEGÚN MANUEL VILAS
La novela “los inmortales”, del poeta y escritor aragonés Manuel Vilas, se ha convertido en una de las primeras agradables sorpresas literarias de 2012. Vilas se reconoce y reivindica como hijo del pop, que integra en una sorprendente historia, llena de humor y carga ideológica, por la que desfilan iconos tan universales como Picasso, Juan Pablo II, Dante o Cervantes.
-¿Eso de que eres el escritor con más peligro de España es bueno o malo?
Es profundamente bueno, en el sentido de que peligro en literatura no significa que te vaya a atracar o a morder el escritor, sino que intenta traer aire fresco y renovar.

-¿La elección de inmortales la has hecho por afinidad o por amistades peligrosas?
Me interesaban las iconografías duras, los referentes universales, y por eso salen Hitler y Stalin que todo el mundo sabe quienes son, porque condensan toda la energía histórica. En la novela anterior, “Aire nuestro”, utilice a Elvis Presley como gran icono del pop, porque es incuestionable. En esta aparece más Johnny Cash, que es más desconocido pero sin embargo se ha vuelto transgeneracional y ahora me encuentro a chavales fascinados con el mundo torturado y expresionista de Cash. Me interesa más la cultura pop que cualquier otra, porque ha sido la mía y he crecido con ella, con la música pop, y no reniego de esa formación sino que la integro en mi literatura. Creo que es bueno hacerlo. Los referentes de la cultura que parecen en mi novela son referentes universales: Picasso, Cervantes, Dante , y también hay referentes de la religión como Juan Pablo II o Teresa de Calcuta

-Convertida en Mother T
(Risas). La novela es muy pop, muy Andy Warhol, muy warholiana. Cuando sale Stalin sale como Warhol pinta Mao. Los personajes a veces parecen sacados de una película de Tarantino y hablan como ellos. También sale Juan Carlos I, mucho

-Y Bárbara rey…
Sí, también sale Bárbara Rey, pero eso vamos a dejarlo. Aparece aquello que constituye nuestro presente histórico y nuestra colectividad. A mi me interesa la cultura occidental, que es lo que nos ha constituido. Hay un momento en la novela donde se dice que la vida privada es una fantasía más del capitalismo, y esa poética quiere decir que cuando creemos estar al margen del la historia en nuestro ámbito personal, nos enamoramos, tenemos una familia.., todo eso es lo que el capitalismo te deja que construyas como ficción de tu vida personal. Pienso que no hay nadie que pueda escaparse de todo el sistema de alienación general que estamos viviendo. Eso no significa que no tengamos derecho a ser felices, que lo tenemos, y mis personajes intentan ser felices pese a todo lo que les rodea.

-¿Son felices porque son inmortales?
Son felices porque aman muchísimo la vida. La idea de la inmortalidad es una estrategia para reivindicar la vida. Son enormemente vitalistas, y la inmortalidad surge porque no quieren morir. En la motivación de esta novela está la idea de rebelarme contrala muerte, que es indeseable, un fracaso de la experiencia humana. Debemos reivindicar la longevidad, vivir más, al menos como deseo, como utopia. No sé si en el año 22000, que es cuando comienza la novela, se habrá erradicado la muerte. pero vemos que hay una evolución histórica imparable, que en estos últimos 50 años hemos asistido a unos descubrimientos tecnológicos verdaderamente desafiantes. Aunque los científicos hablen de 140, yo creo que el ser humano puede llegar a vivir 200 años. La idea de la longevidad como conocimiento, capacidad de vivir muchas vidas, como capacidad de acumulación de experiencia, de inteligencia, me parece que es el no va más de la evolución.

Como Houellebeck también te conviertes en personaje y hablas de tus novelas en tu novela
Los dos empleamos la autoficción, que es simplemente la entrada del escritor en la ficción novelística que está construyendo. Es un fenómeno de nuestro tiempo, un síntoma de algo. El mismo nombre del escritor sirve para que se adueñe de la ficción. Es un juego de perspectivas con el lector que tiene algo de lúdico

-¿Camuflar la carga ideológica no significa que no exista?
Mi novela es profundamente política e ideológica. Creo que la novela ha de tener un sustrato político, porque somos seres sociales y colectivos, nadie vive sólo. Una novela que refleje nuestra colectividad tendrá que serlo necesariamente, aunque la política aparentemente no aparezca explícitamente para nada, pero implícitamente siempre está.

¿Corman, el último comunista, gustará a los penúltimos comunistas de 2012?
Creo que si. Mi personaje, Corman Martínez, que es el último comunista al que se le aparece Stalin, es un recordatorio de que si bien el marxismo como teoría política está desactivado, acabado, como teoría filosófica y crítica del capitalismo sigue estando vigente. Lo que pasa es que ese recordatorio que hago de esa vigencia del marxismo como filosofía capaz de criticar al capitalismo, lo hago desde tonos pops y humorísticos.

-¿Una obra sorprendente y fresca frente a tanta novela histórica e historia trillada?
Este país necesita más alegría literaria. Somos 47 millones de habitantes y nos podemos permitir e lujo de que haya mucho y de todo, pero no sé si está dispuesto a admitir una gran variedad literaria como hay una gran variedad de marcas de cervezas o de ginebra. Quiero tener la esperanza de que sí, de que literariamente admita todo tipo de propuestas. El best seller va a matar a la literatura, porque la arrincona, porque no es literatura. Un autor de best seller parece que es un escritor de verdad, pero es un comerciante

¿No te conformas con convertirte en un escritor de culto?
Para nada, en absoluto. Quiero tener cien mil lectores, pero lectores literarios. Espero que este país dé lectores literarios. Porque significará que hemos dado un salto evolutivo en la especie. El caso de Javier Marías o de Roberto bolaños, que son escritores ultra literarios y tiene miles de lectores, es esperanzador.
JR GARCIA BERTOLIN

BUENAS NOTICIAS

Los espectadores y los oyentes están hartos de malas noticias, de una actualidad que les encoge el ánimo y les hace temer cada día más por el futuro incierto. Dicen las cifras que siguen alejándose de los telediarios y los informativos radiofónicos, como antes se alejaron de los periódicos, que encima había que pagar, dándole la espalda a una actualidad empeñada en jorobar donde reinan la economía a la deriva, el paro, la inestabilidad y el miedo, las tragedias más o menos naturales, las guerras más o menos encubiertas. Es normal que se intente abrir la veda para la caza y captura de buenas noticias, aunque no estemos en temporada, aunque no se estilen, aunque para ello se tenga que recurrir a elevar la anécdota a categoría, a exagerar, manipular o incluso recurrir a los temas de siempre, tantas veces vistos ya como el de los miles de gatos que habitan en los monumentos más antiguos de Roma, para dedicarles un buen bocado de Telediario, unos minutos robados al lado oscuro, al miedo, al tostón estéril, diario y continuado en que se ha convertido la pugna entre los dos grandes partidos.

Otras veces el camino pasa por el autobombo y la defensa de intereses tan particulares como privados, y en ese saco cabe desde la promoción de nuevos espacios de la propia cadena, a dedicar un cuarto de hora a hablar de Ferrari y de Fernando Alonso para abrir boca de cara al inminente comienzo de un Campeonato mundial cuya rentabilidad televisiva no acaba de ver clara Antena 3, la cadena que se ha zampado La sexta y que en los últimos años se ha caracterizado por el poco interés mostrado a la hora de pujar por los derechos de los grandes acontecimientos deportivos, incluida la Liga de Campeones con sus millonarias audiencias.

Entre gatitos romanos y otras minucias, la televisión muestras sus dotes para sonrojar en esa búsqueda de contenidos amables o tan “felices” como puede ser un programa dedicado a elegir la canción que interpretara en Eurovisión una cantante de medio pelo llamada Pastora Soler, como si esa merienda de negros musical, que esta vez recala en Azerbaiyán, le importase a nadie, a ningún país que no sea verdaderamente emergente y esté necesitado de visibilidad. El nuestro, con la que está cayendo, tiene demasiada, más de la que quisiera. Pero ahí aparece la Igartiburu- siempre ella- montando un sainete destinado a fracasar en su intento de movilizar e ilusionar a los españoles con nuestra posibilidades de éxito en un montaje del que ya deberíamos habernos borrado como han hecho otros, y más después de los últimos y sucesivos fiascos, de haber probado y agotado hasta la vía Friki, la elección popular o la pugna entre cantantes postulantes. ¿Cuando vuelve Buenafuente?. Ya tarda.

BUEN ROLLLITO EN EL PURGATORIO TELEVISIVO

¡Qué buen rollito¡ En “Número Uno” no caben cabrones como ese Risto Mejide, asesino de ilusiones, puteador de aspirantes a estrella, no, en el nuevo concurso de Antena 3 todo es de color, desde el modelo de la presentadora sobreactuada Paula Vázquez, Igartiburu de las privadas, hasta Ana , la de Mecano, que va vestida “To-(R)-Roja” y pasada de botox en esa misión de jurado que es amigo, coleguilla, consejero, donde le acompañan un Bosé de llanto fácil y asomos seniles, Natalia Jiménez , el incombustible Sergio Dalma, y Bustamante, triunfito triunfador, que sabe lo que es pasar por un chou-concurso para hacerse famoso y que te despedacen los de Sálvame.

Metidos como estamos en un purgatorio televisivo que cada día se parece más al infierno, este nuevo espacio estrella por un lado navega a contracorriente en poderío de medios: 500 espectadores en plató, despliegue de producción para seleccionar candidatos entre miles de españoles que tienen o creen tener talento, ritmo, buena voz, dotes para ser “Número 1”, cinco “consagrados” en nómina ejerciendo de jurados y seleccionadores… y, por otro, no deja de ser un refrito de “Operación Triunfo” pero sin academia, enseñando menos el proceso de selección y preparación de temas, pocas oportunidades de que los descartados desparramen y ,eso sí, con bastante más música y un nivel aceptable de calidad de los participantes. De “Número uno” saldrá algún talento que perdurará en el tiempo dentro del convulso y arruinado panorama músical Carne de descarga en Internet.

Existiendo como existe una línea divisoria televisiva- además de la que cada uno particularmente tiene- que separa la dignidad de la indignidad, es justo decir que “Número Uno” no es , al menos, un programa indigno, un espacio donde haya mucho de lo que avergonzarse. En su primera entrega, esta nuevo descendiente del ya antiquísimo “Lluvia de estrellas” logró alcanzar una cuota de audiencia del 21%, que es muchísimo en tiempos de fraccionamiento TDT. Pero que nadie se haga ilusiones- ni siquiera Sergio Dalma-: nada indica que su éxito vaya a marcar un regreso de los programas musicales, y no me refiero a espacios como “Tu si que vales”, con esa búsqueda de lo exótico, del titiriterismo, el esperpento y la rareza, aunque en la primera criba se hayan colado una niña que, a falta de Ortodoncia, versiona con gusto a los Beatles, un abuelo cantante de 72 años, una soprano con hechuras de Montserrat Caballé o un andrógino de voz privilegiada. Biodiversidad en pos del estrellato.

Es posible que en próximas entregas los responsables del nuevo programa/concurso musical afinen algunos detalles o continúen añadiendo ingredientes como el de que un cantante de éxito, como Pablo Alborán el día del estreno, además de cantar tenga la oportunidad de salvar a un concursante. Igual se les ocurre poner una plataforma /agujero por la que desaparezcan los descartados, como en el “Ahora caigo” que presenta Arturo Valls.

EL AMARILLO LAVA MÁS BLANCO

Hay muchas cadenas, generalistas y de las otras, pero sólo una promete al espectador la recuperación del verdadero espíritu de la Semana Santa, sólo Canal 13, que viste de amarillo papal y vaticano, anuncia recogimiento, espiritualidad, pasión, muerte y resurrección. Puestos a prometer, también promete recuperar “el buen gusto por la tele”, y para ello anuncia-¡Vaya semanita!-venga y venga retransmisión de procesiones, desde Málaga a Valladolid, pasando por Tordesillas, y liturgias varias, dentro de esa programación que dice respetar a todos pero ,sobre todo, “cree en los que creen”. Sus películas, a menudo bélicas y llenas de personajes muy poco cristianos, son tan antiguas que merecerían una prueba del carbono catorce para datarlas adecuadamente, pero al mismo tiempo es un canal moderno y lleno de ideas frescas. Para demostrarlo abre un concurso invitando a la audiencia a que envíe mensajes de felicitación a su santidad Benedicto XVI, que cumple años el día 16, y el que resulte agraciado obtendrá como premio-cómo no- ¡un viaje a Roma!

Nada que objetar a esta nueva alternativa televisiva confesional que en el primer domingo de abril se marca una TV movie protagonizada por el anterior Papa, el polaco Karol, al que presentan como una suerte de superhéroe que lo mismo luchaba contra el nazismo que contra el comunismo. Pura vida ejemplar y de santo. Y es que esta nueva cadena donde lo amarillo es más que amarillismo pregona la defensa de los valores humanos, de la dignidad, de la pluralidad, pero al mismo tiempo no se corta en rescatar a la lamentable periodista Nieves Herrero, cuya actuación profesional tras el triple crimen de Alcácer (¿quién dijo aquello de sabremos perdonar pero no olvidar?) marcó un antes y un después, tristísimo, imborrable, en la deriva de la televisión en España hacia vergüenza, la bazofia y la pura mierda. También ha sacado del baúl de los recuerdos a ese vasquito tan buen chico, Ramón García, que bajo el amparo de la Santa Sede tal vez se atreva a lucir, como hacía antaño entre campanadas, su españolísima capa, y ha repescado a nuestra muy valenciana Inés Ballester tras su tránsito-comparsa por Cine de barrio.

Dice ser un televisión abierta, plural y limpia que en su proclama y declaración de principios echa mano de aquello tan manido del “humanismo cristiano”, que lo mismo sirve para cinco rotos que para media docena de descosidos televisivos, pero sus informativos desprenden un persistente tufo a naftalina y son mayormente escorados y tendenciosos, cocinados al punto y al gusto de una iglesia oficial que tira a Rouco Varela y a reaccionaria. A pesar de todo, será difícil que me resista a recalar en Canal 13 de cuando en cuando, en busca de viejos títulos que ya nadie más que ellos, tan humanos y tan cristianos, parecen dispuestos a emitir. Os imagináis volver a encontrarse con “Molokai, la isla maldita” , con el Padre Damian y sus leprosos, alguna cinta de milagros cojonudos como el Fátima o el de Lourdes, o incluso con “Marcelino pan y vino”. ¡Eso si que sería Semana Santa!

miércoles, 7 de marzo de 2012

ANDRÉS NEUMAN, HACIÉNDOSE EL MUERTO ENTRE IRONIA Y AFORISMOS

“La realidad se parece más a una montaña rusa que a una línea recta”


Dice Andrés Neuman que en el libro “Hacerse el muerto” hay un tono común de tragicomedia, de estados de ánimo y emociones contradictorias. No le sueltes que un cuento es menos que una novela porque te saca las uñas este autor que tras ser uno de los valores más precoces de la literatura hispanoamericana se ha confirmado como uno de los escritores más interesantes en lengua castellana, un crack
¿Escribir cuentos es una forma de hacerse el muerto en literatura?
Define hacerse el muerto
Hacer un paréntesis, posponer, un entretiempo antes de una novela….
Cuando utilicé esa expresión estaba pensando más bien en el sentido más literario, en ese juego que muchos niños y más de un adulto hacen de fingirse muertos para ver qué se siente al seguir vivo. Fui un niño muy curioso respecto de la muerte, la propia y la ajena. Es el gran enigma de nuestra conciencia, aceptar primero que la muerte es una idea y después que se transforma en un destino. Siempre me ha parecido curioso que la única certeza que tenemos nos genere tantas dudas. La ficción tiene mucho de ese juego de ponerte en situaciones que vas a vivir y que necesitas explicarte

En las guerras hay gente que se hace el muerto para que no le rematen
Hay fingimientos que te pueden salvar la vida. Hacerse el muerto puede ser un juego para obtener algún tipo de conocimiento, como en el segundo cuento, donde un personaje disfruta de la certeza de que sus pulmones se hinchan y su corazón late a pesar de que se esté haciendo el muerto, y así recupera el asombro de vivir, pero también ese otro juego de la supervivencia, de hacerse el muerto para que no te maten. Muchas veces hay cierta clase de mentiras que aspiran a una verdad

La gente suele pensar que los cuentos cuestan menos de escribir
Al revés. “Hacerse el muerto” sería uno de los libros menos rentable del mundo, teniendo en cuenta que me ha llevado siete años, de escritura, por supuesto intermitente. Un libro de cuentos, igual que uno de poemas, no se escribe de lunes a domingo, sino que más bien opera como escritura en espiral. Escribes el primer borrador, al cabo de unos meses lo corriges, al año le cambias el final, al año siguiente le cambias el punto de vista. Hay un trabajo insistente, obsesivo, pero que necesita la distancia temporal.

¿Algunos cuentos no son el origen de una idea de novela?
Un cuento nace para ser cuento, aunque esa idea luego pueda transformarse en otra cosa. Los cuentos tienen su impulso, su dimensión y su extensión. Cuando publicas un libro de cuentas te preguntan por qué, pero cuando publicas una novela no te lo preguntan. Hay un aparente presupuesto de que un escritor debería estar escribiendo novelas, y es un grave error, porque con ese planteamiento Borges estaría inédito

¿Hay un hilo conductor entre todos los cuentos?
Más que un hilo conductor, hay una actitud y un tono común: el de la tragicomedia, el de los estados de ánimo y las emociones contradictorias, el pasar del llanto a la risa, del duelo por un ser querido al carnaval y la ironía. Es un libro de contrastes, porque creo que la realidad se parece más a una montaña rusa que a una línea recta.
Y al final apuntas unas reglas maestras…
No son reglas, son solamente reflexiones. Me gustan mucho los extras de los DVD’s donde uno obtiene información suplementaria. Cuando te gusta una película o un libro sientes una curiosidad suplementaria Siempre he sido partidario de los bonus track, por supuesto al final, como opción y no como imposición. En mis libros de cuentos incluyo un pequeño apéndice teórico que no es una explicación ni tampoco pretende formular reglas, sino reflexiones al margen, ideas personales, pequeñas anotaciones sobre los problemas técnicos de la escritura del cuento. Es una especie de diario de a bordo en forma de aforismos. Cada dodecálogos indaga en una forma de entender el cuento, trata de radiografiar un modo, una poética del cuento en doce pequeñas ideas, con sentido del humor, principios irónicos y lúdicos, sin nada de aspiración normativa

En el próximo podrías incluir tomas falsas
Todo arte se nutre de tomas falsas y un error te conduce a una idea. En ocasiones en esas tomas falsas está el verdadero acierto, porque escribir es tanto cumplir un plan como estar atento a su incumplimiento. Empiezas un libro con una idea y la escritura te desvía hacia otra que era mejor. En ese sentido la escritura se parece a viajar.

¿En “Hacerse el muerto” Hay mucho intimismo y mucha experiencia personal?
Lo primero sí, lo segundo no creo. Hay un monólogo de un especulador inmobiliario y otro de un dictador, profesiones que todavía no he ejercido, ni tampoco la de mirona. Creo que la primera persona en literatura es mucho más amplia que la autobiografía del autor. La parte que se podría calificar de verdaderamente íntima o autobiográfica es la dedicada a la muerte de mi madre, que narra una experiencia que por desgracia es muy compartida y la he vivido varias veces. Es una experiencia muy íntima, por un lado, y por otro inmensamente colectiva. Hacer ficción era un modo no solamente de expresar un dolor, sino de analizar un fenómeno que es la muerte de los seres queridos ¿Quién no ha vivido una temporada en el infierno de un hospital? Son intimidades colectivas. El ombligo del autor no es tan interesante como el horizonte de sus lectores

Además de afirmar que los hospitales son las catedrales de los descreídos. ¿Cuál es tu relación con Dios?
Cuando yo llamo, Dios, desde luego no tiene cobertura, por lo que hace mucho que ya no le llamo. Me interesa más la dimensión trascendente que puede tener lo terrenal, me parece mucho más complejo lo humano que lo divino, que es muy simple: perfecto, infinito, constante, seguro..., todos esos valores me parecen muy poco literarios, mucho menos que lo vulnerable, lo imperfecto, lo incierto, lo débil. Lo divino ya esta hecho, cerrado, y tiene muy poco de artístico. No me interesa. Otra cosa es encauzar la espiritualidad, que es mucho más compleja que la religión, en alguien que no tiene un pensamiento divino. Si se me eriza el vello escuchando a Bach siendo ateo, está claro que la emoción humana llega más lejos que la certeza divina

¿Este tiempo tan convulso que vivimos es especialmente literario?
En los momentos de duda, de crisis o de desasosiego, el arte se siente cómodamente incómodo y redobla sus funciones, mientras que en momentos de bonanza puede parecer que la ficción es una especie de pasatiempo, de lujito que uno se da porque tiene tiempo y dinero, pero cuando está jodido se da cuenta de que tiene que ver con la supervivencia, de que es un lugar de creación de emociones, de reflexión, de observación de eso que llamamos realidad para entender qué coño está pasando

JR GARCIA BERTOLIN

ARTISTAS CON TOGA

ARTISTAS CON TOGA

Ninguno de los tertulianos del programa radiofónico con el que me desayuno todos los días ha visto “The Artist”, la película ganadora, muda y en blanco y negro, con lo cual el debate sobre los Oscar es imposible, empieza y acaba en tres segundos. Parece que ni los periodistas pontificantes, ni los políticos con cargo y ni siquiera los jueces de postín tienen costumbre de ir al cine. Malo. Obligado cambio de tercio al terreno judicial, que no deja de ser un peliculón constante donde ese fin de semana hubo sesión doble de “El Duque y el Juez”, que aparentaban saberse de memoria y sin salirse de un guión políticamente correcto que incluía críticas al vitoreado juez Castro por, presuntamente, haberle dicho al otro capo de Nóos que para declarar eso, y con tantas evasivas, era “mejor que no hubiera venido”. A los tertulianos de los medios de la derecha mediática les parece improcedente, o acaso de poco gusto, que un juez que se toma muy en serio su trabajo se mosquee cuando un miembro repudiado, pero menos, por la Casa Real, le hace perder el tiempo. Jordi Évole, oportunísimo, había planteado horas antes en su “Salvados” una de las preguntas del millón que más se hacen los españoles después de tantas vergonzantes absoluciones ¿Todos somos iguales ante la ley?, ¿La justicia es igual para todos?, como aseguró el Real suegro del imputado en su mensaje navideño. Puede que piensen así él y los “Siete del Supremo” que han acabado con Garzón, mientras desde fuera y desde dentro se reconoce que existen mil maneras, trucos, birlibirloques legales, para evitar que la justicia sea igual para todos, para que sea mucho más fácil que condenen al que roba una panadería, que a un alto consejero del Banco del Santander o a ese ilustre catalán, Félix Millet, que se ha llevado 30 millones del Palau de la Música, que ha saqueado una institución catalana hasta el punto de celebrar en ella y con cargo a ella las bodas de sus hijos, después de haber acometido las necesarias reformas por cuenta ajena.

Jordi Évole se muerde las uñas, se tira de los pelos de su incipiente barba y repite ¡joder¡ y ¡hostia! mientras escucha a Josep María Pijuan, el juez del Caso Millet, que no dudará en afirmar que para él, con sus 30 años de ejercicio de justicia democrática y justa, lo de Camps, cuyo nombre no se pronuncia, es un caso de cohecho pasivo. Antes de pasar a su siguiente y excelente interlocutor, José María Mena, Ex Fiscal Jefe de Catalunya, al que ETA quiso matar, el antiguo “Follonero”, hoy dedicado a disfrazar de ingenuidad sus lúcidas entrevistas en zapatillas, se detiene en un personaje secundario – para acabar con cine- del mundo judicial: el toguero, encargado de cuidar las togas en el Palacio de Justicia. Évole se acerca una a la nariz y asegura que huele que apesta. Debe sentir en ese momento lo mismo que millones de Españoles después de ver lo de Fabra, Camps, Garzón, Millet, Sáenz... Mena, ya jubilado, habla del sometimiento del poder judicial a un quinto poder fáctico y financiero, de la tentación togada de quedar bien, de no molestar a una fuerza tan poderosa que acrecienta la convicción popular de que la justicia distingue y tiene algo de puta vendida al mejar postor. "The Artist” con toga

viernes, 20 de enero de 2012

MIRA QUE TE MIRA DIOS

Literatura y cine, que se nutren y se alimentan, que se traicionan y a veces se producen gases, dispepsias, flatulencias y hasta úlceras. Hoy estrenan en los cines la película española "Silencio en la nueve", inspirada en la novela de Ignacio del Valle, un tipo al que entrevisté, con la cabeza excelentemente amueblada, "El tiempo de los emperadores extraños". Como siempre oc...urre cuando convierten en peli una novela que he leído y me ha gustado, quiero verla pero al mismo tiempo me inquieta que el resultado cinematográfico no esté a la altura.

En la historia más reciente de España, "El tiempo de los emperadores extraños" creo que fue la primera novela protagonizada por la División Azul, aquella aportación militar de nuestro país para la derrota del comunismo en suelo soviético, en la que coincidieron gente tan dispar como el actor Luis Ciges (hijo de comunista fusilado) , Luís García Berlanga (perteneciente a una familia de burgueses moderadamente de izquierdas), falangistas, hijos de asesinados por los "rojos" Guerra Civil que iban a vengar la muerte de sus padres, militares como Alfonso Armada y Aramburu Topete, que muchos años más tarde acabarían enfrentándose en el golpe de estado del 23-F.

Confío en la buena mano como director de Gerardo Herrero, y también en actores como Carmelo Gómez o Juan Diego Bottó, para la conversión en cine de esta novela hecha película en Lituania,no muy lejos de donde combatieron los divisionarios españoles. de la lectura de "El tiempo de los emperadores extraños" se me quedó ya para siempre una frase: "Mira que te mira Dios/ mira que te está mirando/mira que te has de morir/mira que no sabes cuando". Intrigas y misteriosos crímenes en el asedio de Leningrado

viernes, 13 de enero de 2012

¡SIENTESE QUIEN PUEDA!

“Nos vamos a pique y además nos lo merecemos. Y aunque las acusaciones siempre recaigan sobre políticos, jueces, periodistas y demás instituciones más o menos públicas, la culpa también es nuestra, de la masa, incapaz de mantener eso tan ilusorio llamado dignidad”

Esta frase leída en una crítica de cine (Javier Ocaña), no en un editorial ni en una revista de sociología o ética, me transporta, ¿o teletransporta? , a un rojo autobús de la EMT que apenas doce horas antes realiza su recorrido de un extremo a otro de la ciudad. Es hora punta y todos los asientos están ocupados, una parte de ellos por personas mayores, ciudadanos de la llamada tercera edad, pero también hay otros, y no pocos, en los que se desplazan varios jóvenes y algunos adolescentes. Ninguno de ellos parece percatarse de la presencia de una mujer a la que no deben faltarle ni dos meses para dar a luz. Su embarazo es casi tan visible como la expresión de su rostro, donde se lee claramente que no lleva muy bien lo de ir de pie, apenas agarrada a una barra.

No me considero un modelo de urbanidad ni de educación, a veces incluso posee un punto salvaje y rebelde contra ciertas normas caducas en cuanto a forma de comer, vestir o hablar, pero sí tengo muy interiorizado desde antes de morirse Franco, unas ciertas normas elementales de conducta que me inculcó mi padre. Entre ellas, en un lugar destacado, esa que señala que salvo que estés muy enfermo, escayolado o en las últimas, hay que ceder el asiento a las personas inválidas, a las embarazadas y a los mayores.

Por eso mi ira va creciendo minuto a minuto, parada a parada, cuando observo a aquellas jóvenes universitarias, al grupo de chicas de origen sudamericano y a aquella adolescente ensimismada, tan ensimismada como para no dar se cuenta de la tremenda gorda preñada que hay a menos de dos metros de sus narices. Nadie mueve el culo ni deja su sitio a la preñada que rebufa ostensiblemente su cansancio. En total son más de veinte las personas sentadas que no se dan por aludidas.

Mientras me sube la irritación, las ganas de ponerme a chillarles si no se han dado cuenta de que una embarazada de siete u ocho meses, que presumiblemente, viene de una larga jornada de trabajo, necesita más que ellas el asiento, maldigo que nadie les hay enseñado que ceder el sitio no es una cursilería o hacer el primo, sino una acción normal, justa y necesaria, que estos tiempos duros vengan acompañados a menudo de preocupantes signos de insolidaridad y sálvese quien pueda.


En mi generación aprendimos a ceder el sitio a las embarazadas en los autobuses. Aquí mandaba Franco, pero tampoco olvido que en mi primera salida al extranjero, con el dictador todavía vivo y tocándonos las narices, me sorprendieron aquellos carteles metálicos en los vagones del metro de Paris, de la capital de la República Francesa, donde avisaba de la obligación de ceder el asiento según una prelación en la que no recuerdo si las embarazadas iban antes o después de los mutilados de guerra y otros “handicapés”. Sólo o al final del viaje pudo ocupar el asiento que en el autobús dejó libre al bajarse un señor muy mayor.