martes, 21 de mayo de 2013


 EL BOCAZAS ITINERANTE Y EL VINO DE SOBREMESA

La Siesta es el imaginario pueblo donde transcurren las intrigas amorosas, de poder  y vitivinícolas entres los Cortázar, los Reverte y , ahora también, los Miranda, y es también lo que el espectador va a perderse si quiere seguir este regreso al pasado de la serie “Gran Reserva” en horario de sobremesa. Esta precuela nos cuenta lo que pasó antes de todos los secretos, trampas y mentiras que conocimos en su hermana mayor protagonizada por Emilio Gutiérrez Caba. Más de lo mismo, pequeñas variaciones sobre un idéntico asunto, pero ahora después de comer y con la intención de recuperar el tiempo y la audiencia desde que Antena 3 se quedase con “Amar en tiempos revueltos”  para convertirla en “Amar es para siempre” y TVE se despidiese del liderazgo en una franja en la que reinan las fotonovelas.

La verdad es que la televisión pública en manos del Partido Popular se las ha tenido que tragar todas para evitar su descalabro de audiencia. Repudió Isabel porque venía  del régimen anterior, y no sólo acabo emitiéndola sino que se  ha convertido en su mayor éxito de ficción. Ahora vuelve con “Águila roja, y por si no querías “Gran Reserva”, dos por uno, echando mano de eso que llaman precuela para contarnos la “prehistoria” de  una historia que ha funcionado bien, con otra tele serie que se rueda a velocidad de vértigo , a razón de un capítulo al día, y tiene la virtud de dar trabajo a un montón de actores y actrices, más o menos conocidos, más o menos veteranos, para que interpreten a esas tres sagas de bodegueros, vivan amores imposibles o se intenten hundir en la miseria unos a otros. Todavía  es pronto  para vaticinar si funcionará o no y si acaso , como ya ha ocurrido en casos ocasiones, irá ganando en vida propia al margen de la otra “Gran Reserva” que le sirve de referencia y se convertirá en algo bien distinto. Acaso en  una serie de época, de los tiempos del come discos,  que cada vez se parezca mas a “Amar en tiempos revueltos”. La audiencia tiene la palabra, y los  guionistas la  capacidad de  tirar del hilo en el sentido que más convenga.

Quien también tiene mucho la palabra,  en exceso, es Alfonso Rojo, que acelera ese tránsito profesional que le ha llevado de reportero en la revolución sandinista o la invasión de Irak, a convertirse en uno de los  mamporreros y omnipresentes defensores mediáticos de este gobierno que cada vez tiene menos gregarios que lo defiendan. Alfonso Rojo pasea sus ocurrencias, su demagogia y su tendencia a interrumpir  a los demás por Radio Nacional, El gato al agua, La Noria y ahora también La Sexta Noche, donde su defensa de la ley Wert frente a un joven profesor de ciencias políticas, que ademas se llamaba Pablo Iglesias, rayó en lo patético por mucho que el debate fuera trending tópic. Rojo se encumbro una vez más como todo un bocazas itinerante que llegó a comparar el precio de la matrícula universitaria con el de cuatro  cañas al mes Hay que ser mentiroso para afirmar algo así mientras tu contrincante dialéctico trata de ser  riguroso, después de ver imágenes de laboratorios universitarios   vacíos por falta de presupuesto. Wert es un pestiño, el  ministro peor valorado que ha conseguido unir en su contra a toda la comunidad académica, y Alfonso  Rojo su profeta.