lunes, 14 de octubre de 2013

LA MANO DERECHA DE ALATRISTE


Comparar a Arturo Pérez Reverte con Mourinho es un auténtico desacato que no está a la altura de la inteligencia ni del excelente análisis que - para variar- hace Justo Serna. A Pérez Reverte, otro curioso ejemplar de la fauna cartagenera, como Federico Trilló, como Zaplana, como Ortega Cano o como Joaquín Navarro Valls, opusdeista portavoz de Juan Pablo II , hay que reconocerle unos cuantos méritos, el menor de los cuales no sería que su Alatriste ha enganchado, ha inoculando el veneno de la lectura, en unos cuantos miles de estudiantes de secundaria.Con sus luces y algunas sombras, fue un fenómeno totalmente positivo.

En Territorio Comanche perpetró, sin embargo, algunas notables deslealtades, muy amortiguadas en la película que inspiró su obra. Ese libro tiene algo de "para lo que me queda en el convento del reporterismo, me cago dentro" . Aprovechó para saldar cuentas con compañeros y desvelar aspectos de la vida privada de otros que nunca debieron publicarse y que sonaron a vendetta, literaria, eso sí. Sabía que podía permitirse dar el salto a la literatura (con el complemento de bien pagadas colaboraciones pontificantes en grandes medios) y vivir muy dignamente, incluso poder ir de sobrado, que es algo que le encanta. Esa es al menos la impresión que he tenido en el par de ocasiones en que le he entrevistado para Cartelera Turia y en alguna presentación a los medios de sus últimas novela.

Le encanta epatar en sus giras mediáticas por provincias, contar que se lo gasta todo en costosísimos incunables y libros antiguos con los que, a su vez, retroalimentación, nutre y documenta su literatura, que le encanta vivir en su barco fondeado en el mar y navegarlo con firme timón por mares calmos o tormentosos. En algún momento sientes que te mira por encima del hombro, y no hay ni un sólo segundo en que no pienses que está encantado de conocerse, que si pudiese de besaría, incluso con lengua. Da titulares. Cuente  Juan Cruz en sus memoria de editor (Alfaguara) que es un escritor  minucioso, casi pejiguera,  al que le gusta controlar todo el proceso de promoción de su obra.

Entrevistas a Vargas Llosa y te entran ganas de cagarte en todo y decirle que es un gilipollas. Luego lees , por ejemplo, La fiesta del chivo y es difícil no rendirse a su maestría literaria. No diré que sea exactamente así con Pérez Reverte, pero su literatura está muy por encima de la media de lo que se publica en este país. Sus novelas son atractivas, consistentes y están bien trabajadas. La última, "El tango de la guardia vieja", la leí inmerso en contradicciones por ser el ¡primer! libro digital de mi vida, mi primera novela en IPad  después de unas cuantas décadas
de lecturas en papel. Pese a ello. Pese a sentir un poco el peso de la infidelidad, la incomodidad del traidor, del desertor, me pareció potente. Otra cosa son sus artículos de prensa. Hace tiempo que no los leo para no cabrearme,  como me ocurre con muchos de los de Vargas Llosa. Pero de Mourinho de la literatura nada. Las comparaciones son odiosas.

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