miércoles, 12 de enero de 2011

HAITÍ UN AÑO DESPUÉS

Hace un año que nuestros corazones encogieron cuando la tierra se abrió en ese pequeño y pobre pais americano donde 365 días después casi todo está por hacer y la sitiuación sigue siendo casi igual de terrible.La mayor parte de los paises que sacaron pecho solidario en la conferiencia de donantes no han cumplido lo que prometieron, salvo que algunos, como Estados Unidos, pretendan cobrarse en cooperación el desembolos de sus tropas militares de ocupación.Haiti, un año después, es paradigma de la incapacidad de un mundo en el que mandan los mercados y las multinacionales.



Las noticias que nos llegan no pueden ser más desalentadoras y contribuyen a perfilar la imagen de un estado completamente fallido ,de unpueblo golpeado y afligido por todo tipo de desgracias y catástrofes , naturales y no naturales, de un pais que no sabe valerse por sí mismo: pucherazo electoral, cólera, agresiones sexuales, delincuencia, desorganización, ruínas,incapacidad para desescombrar un sólo metro cúbico ...Sólo la religión y las creencias espirituales, incluído el vudú, parecen reconfortar a una parte de la población de esa nación que reclama toda esa solidaridad que, como decía Eduardo Galeano, es la ternura de los pueblos.



Ese balance de inoperancia e incapacidad internacional es una afrenta a los valores humanos, una reedición del antiguo y miserable "ojos que no ven, corazón que no siente".Haití es fiel reflejo de un mundo frágil, egoista, en el que cada día surgen nuevos elementos para concluir que todo nos conduce al desatre, donde no se hace nada cuando todo está por hacer y cualquier argumento se converte en coartada para la inoperancia.

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